En el periodismo, sobre todo en el
deportivo, y en la política también, hay expresiones que no sé quién soltó un
día, y quizá porque gustaron o porque sirvieron a sus continuadores para no tener
que andar quebrándose la cabeza por encima de sus posibilidades, han quedado ya
incorporadas al acervo de las retransmisiones deportivas, sobre todo
futbolísticas, y de las excusas de políticos cogidos de marrón. En política y
aledaños las víctimas de un indiscreto micrófono abierto, un imprudente exceso
de confianza o una lengua más suelta de lo deseable en el escenario menos
adecuado, han encontrado la varita mágica de la lingüística para intentar, con
mayor o menor fortuna, escurrir el bulto: “Mis palabras han sido sacadas de
contexto” es la frase mágica que esgrimen. Aquellos andan con el cancerbero, el
cuero, el gambeteo, las lamidas de poste, los goles psicológicos y otras
lindezas similares, y estos encaramados a la descontextualización de sus palabras.
(Fuente: EFE/El Confidencial) |
Al salir a la luz el audio de las
conversaciones habidas durante el almuerzo celebrado en el restaurante Rianxo,
el día 23 de octubre de 2009, en el que se escucha a la ministra de Justicia
del Gobierno de España, Dolores Delgado
García, tildar de “maricón” al entonces juez y ahora ministro del Interior Fernando Grande Marlaska, la susodicha,
después de negar la evidencia de primeras y de segundas hablar de manipulación
de las cintas, acabó reconociendo que dijo lo que dijo pero, y aquí es donde la
puerca tuerce el rabo, sus palabras habían sido “sacadas de contexto”, porque
el epíteto no hacía referencia peyorativa a la sexualidad de su compañero
ministro, al que parece que tiene en gran estima. Pues va a ser que no, mire
usted. Según el DRAE, el contexto puede referirse al entorno físico y/o al
entorno lingüístico del que depende el sentido de una palabra, frase o
fragmento determinados, que es el que aquí nos interesa. Y creo que es el
propio DRAE quien mejor puede delimitar dicho entorno. Y él nos dice que
maricón es un adjetivo despectivo y malsonante, usado también como insulto,
sinónimo de marica, que deriva del diminutivo del nombre propio María, y que significa afeminado (que
se parece a las mujeres), apocado, falto de coraje, pusilánime, medroso u
homosexual. Si la señora ministra utilizó un “adjetivo despectivo y malsonante
que es usado también como insulto” para calificar a Marlaska, para qué marear
más la perdiz y andar con chorradas. Lo insultó y lo menospreció. Y punto. Con lo que me
parece que quien está fuera de contexto es ella, que ha quedado sin argumentos, con el culo al
aire (valga esta locución adverbial malsonante y coloquial para no
desentonar con su lenguaje) y evidenciando
todo lo que tienen de fariseísmo y postureo los idearios no sexistas de algunas.
(Fuente: EFE/El Confidencial) |
Junto a ella, en el citado almuerzo
de marras, se sentaban el entonces juez Baltasar
Garzón (inhabilitado); el comisario Villarejo
(imputado y en prisión); el nº 2 de la cúpula policial Miguel Ángel Fernández Chico (fallecido), y los comisarios Enrique García Castaño y Gabriel
Fuentes (ambos imputados). Y ante ellos la entonces fiscal de la Audiencia
Nacional narró excitada cómo había sorprendido, en no sé qué local de Cartagena
de Indias, a jueces y fiscales del Tribunal Supremo de España, cuyos nombres ya
están saliendo en la prensa, acompañados de chicas menores de edad. ¿Cómo supo
ella que las chicas eran menores de edad?¿Cómo supo que ellos iban a lo que
iban? ¿Estaba hablando de pederastia? Habría que preguntárselo. Y creo que
mejor en sede judicial si es que los afectados, que niegan los hechos y cuya
reputación ha sido menoscabada por la lenguaraz, están en disposición de
presentar la correspondiente demanda o querella o comoquiera que se diga.
(Fuente: La Sexta TV) |
También Villarejo tuvo su momento
de gloria al contar la red de prostitución que había montado para sacar
información ‘sensible’ a políticos y empresarios de alto copete, que después
entregaba a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Una red de “información
vaginal”, la llama el tiparraco. ¿Se acuerdan de aquella frase de Rubalcaba?:
“Mi ventaja es que yo lo sé todo sobre todos”. Pues ahí lo tienen: Vicepresidente
y ministro del Interior en el gobierno del suricato esdrújulo por aquellas
fechas. Y nuestra fiscal de la Audiencia Nacional, ¿qué medidas tomó ante la
confesión de un delito tan flagrante? Ninguna, salvo ponerse de perfil y
mirando al mar soñé. ¿Y hablan de las cloacas del Estado? Pues eso. Hay quienes
las sufren, quienes la transitan en
coche oficial y quienes se zambullen en ellas y bucean mientras miran al mar de
perfil soñando ser sirena. O ministra.
El exjuez Garzón ha salido como un
desaforado (valga el chiste fácil) a defender a su amiga ministra. “Dolores Delgado
ha dado su vida por España”, ha dicho. No creo que sea la frase más afortunada
para la ocasión. A no ser, claro, que la considere ya un cadáver político.
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