La reacción emberrenchinada y
colérica de Podemos, con un irascible Pablo
Iglesias a la cabeza, tras el cambio de rumbo en la estrategia del PSOE, es
evidencia palmaria de su chasco. Y su discurso en la sesión de investidura del
jueves, centrado fundamentalmente en apostrofar a la bancada socialista, es
buena muestra de ello. Se sentían ya, con ventaja electoral o con “gobierno de
progreso”, los manijeros del cotarro y ahora se encuentran con que apenas tienen
un papel institucional de segunda fila. Han pasado, sin solución de
continuidad, de reyes del mambo a maraqueros acompañantes. De ahí su rabioso afán
de autocoronarse como la “única oposición verdadera”, aunque para ello, de
forma burda, infantiloide y tramposa, tengan que despreciar la semántica utilizando
“abstención” como sinónimo de “apoyo” y hablen de la triple alianza o del trío
de las Azores, al tiempo que tratan de arañar parte del espacio político
perdido apelando al “poder popular” y organizando algaradas callejeras. Al filo
de estos acontecimientos, el otro día leí la pregunta que Guillermo Fernández Vara dejaba en la redes sociales, y que
reproduzco aquí con leves retoques ortográficos: “¿Alguien puede aclararme por qué Podemos puede ser oposición en
Extremadura habiendo votado a favor de mi investidura, y el PSOE en España (absteniéndose,
añado yo), no?” Pues yo creo que sin
aplicar la ley
del embudo con el descaro y la carga de demagogia que lo hacen estos andobas, no hay manera de resolver el enigma. Pero, claro, para eso hay que tener el desparpajo y la desfachatez que ellos atesoran, y eso no está al alcance de simples mortales con un mínimo de honradez.
del embudo con el descaro y la carga de demagogia que lo hacen estos andobas, no hay manera de resolver el enigma. Pero, claro, para eso hay que tener el desparpajo y la desfachatez que ellos atesoran, y eso no está al alcance de simples mortales con un mínimo de honradez.
En fin, a pesar de que la mayoría
de las opiniones que he leído u oído, algunas claramente desechables por
interesadas, apuntan a lo contrario, yo creo que si el PSOE sabe jugar bien sus
cartas y no tensa la cuerda hasta hacer que se rompa, tiene ocasión propicia
para restañar heridas y salir fortalecido del embate. Si es verdad que hay un
acuerdo con C’s de 150 puntos, de los que 100 se incorporaron del anterior que Rivera firmó con Sánchez, los
socialistas tienen capacidad de maniobra. Porque después de la matraca que
Rajoy ha dado con el sentido de Estado y lo dañino para España que pueden
suponer unas terceras elecciones y, por tanto, un nuevo periodo de
transitoriedad gubernamental de duración imprevisible, tendrá que pensarse muy mucho
ser él quien ejecute esa vuelta atrás. Cada día que pase de normal
funcionamiento de las instituciones, es un día en el haber del PSOE como líder
de la oposición. Y uno en el debe de los que pretenden, (podemitas, filoetarras, independentistas…), pescar en el río revuelto de una fragilidad
democrática en la que se mueven a su gusto. Porque no hay que olvidar que ese
es su hábitat natural.
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