Alguien pensará que estoy
obsesionado, pero en mi descargo debo decir que la primera intención que tuve
para este encuentro sabatino era escribir sobre las travesuras de mi hernia
inguinal derecha, que tiene su aquel. Contar, por ejemplo, con todo el detalle
que la educación y el respeto ajeno me imponen, la molesta sensación que me
produce cuando toso, estornudo o me río con ganas, sentir en el escroto,
proveniente de mis tripas liberadas, el impacto de una toba molestísima y, en
más de una ocasión, moderadamente dolorosa. O dado que las puñeteras han
adquirido ya considerable experiencia en el tormento, cómo cuando creo
anticiparme a su agresión y aplico con firmeza mi mano sobre la zona púbica que
presumo va a ser atacada, las muy zorras se vienen arriba hostigándome la parte
alta de la ingle, en donde empujan con descaro como si fueran un alien chinche
y mortificante que amaga con salir. En fin, espero que el próximo día 17, estas
tripas salidas de madre sean encauzadas y devueltas al lugar que les corresponde.
Así, ellas cesarán en sus correrías recobrando su discreta actividad; mi
testículo, libre de papirotazos, volverá a su calma lánguida, y este servidor de ustedes podrá toser,
estornudar o reír con ganas sin necesidad de estar pendiente de sus cuajarejas.
Para remediar tamaña catástrofe, y
no arredrándose ante los poderosos enemigos a los que se enfrenta, piensa
realizar el viaje evangelizador que anunció en el momento de dimitir, visitando
todo los rincones de España para devolver al PSOE a la tierra fértil que le
corresponde. O no tan fértil, porque, expresando su deseo de volver a ser
secretario general, nos hizo partícipe de su creencia de que lo importante no
es el número de escaños, sino qué se hace con ellos. Afirmación esta a la que
aún sigo dándole vueltas sin lograr desentrañar la profundidad, aparentemente
equívoca, que encierra. Y para que no falte de nada, hubo dos frases que consiguieron añadir intranquilidad
a mi estupor. Una de ellas cuando afirmó, refiriéndose a la supuesta
conspiración orquestada por los medios de comunicación en su contra, que “el
pensamiento único que se ha visto (en ellos), lo que demuestra es que el país
necesita unos medios mucho más plurales, mucho más críticos”. La otra tampoco
es moco de pavo: “Una de las principales lecciones que he aprendido en estos 3
años de secretario general, es comprender la naturaleza de nuestro país, que
España es una nación de naciones y que Cataluña es una nación dentro de otra”.
Pues eso, para ir a mear y no echar gota.
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