sábado, 1 de octubre de 2016

DUELO EN O.K. FERRAZ

En la película de los Monty Python, El sentido de la vida, hay una escena exagerada y repulsiva que se desarrolla en un lujoso restaurante. A él acude un hombre monstruosamente gordo, deforme, por lo que se intuye cliente habitual del lugar, que da cuenta de un menú pantagruélico. Tras finalizarlo, el jefe de comedor insiste en que coma una última y delgadísima chocolatina.  A pesar de un primer rechazo, el glotón no es capaz de resistirse y deja que el maître se la introduzca en la boca. Saturado como estaba tras la ingesta de un almuerzo de decenas de platos, esa pequeña delicatesesen origina la debacle: el tragaldabas comienza a hincharse como un globo deforme que, al poco, explota, dejando al aire costillas y corazón, y esparciendo por toda la sala una lluvia de detritus, tripas, jugos gástricos y comida a medio digerir que viene a caer sobre el resto de comensales. Una escena, desde luego, no apta para estómagos sensibles, valga la ironía. No sé si será porque de dos días acá soy presa de un virus intestinal que me tiene en una constante alerta evacuatoria, al tiempo que la contumaz febrícula que lo acompaña hace que pase las noches en un estado de modorra morbosa, lo cierto es que esta pasada madrugada, en tal estado letárgico, he recordado esta escena y me ha parecido, (quizás por eso la recordé), que es una buena imagen de la situación esperpéntica y disparatada que está viviendo el PSOE en estas fechas. Se veía venir que el partido iba a explotar, porque ya no le cabían más fiascos electorales, más empecinamientos, más disparidades, más disparates y más ambiciones personales. Y la explosión, ¿implosión, quizá?, ha dejado al aire costillas, corazón y las aceras de Ferraz salpicadas de vísceras malolientes.

No voy a entrar en cuál de las dos facciones tiene razón afirmando que sus actuaciones son conformes a la normativa que las rige. De entrada porque no lo sé, y de salida porque el tema me resulta anecdótico. Todo ese lío sobre la legalidad o no de ejecutivas, comités federales, congresos extraordinarios y comités de garantías me la trae al pairo. Lo verdaderamente importante, en mi opinión, es que el PSOE está roto y, lo que es peor, que a medida que pasan las horas esa ruptura se va haciendo más irreversible. Que Pedro Sánchez y adláteres se hayan transformado en los “guardianes de las llaves” e impidan la entrada a la sede del partido a miembros no afines, me parece de una tremenda torpeza que, además, deja al descubierto su escasez de talante democrático y su sentido patrimonialista del cargo. Que militantes socialistas lo defiendan llamando fascistas y señoritos andaluces a Susana Díaz y los suyos, mandando a esta a bailar sevillanas, es patético, y pone bien al descubierto el encono con que se están desarrollando los acontecimientos, además de la altura intelectual de la militancia o, al menos, de una parte de ella, que lo votó. Creo que mientras más se dilate la situación, más van a decidir las tripas en lugar de la cabeza, y más van a influir en unos y otros los resentimientos personales, los egoísmos, los deseos de revancha y la cortedad de miras.

Desde mi punto de vista, el principal desacierto que ha llevado a Sánchez a perder elección tras elección, cuesta abajo en la rodada, ha sido el de querer ocupar un espacio político que no le correspondía. No sé si por inexperiencia, por ambición o por una sobredosis de megalomanía, se ha metido en corral populista ajeno y coqueteado con gallitos que se le acercaban, solo, para darle el picotazo definitivo. Y con él, a su partido. Al fin, una nueva versión de lo que ya hicieron con IU. Tan es así, que le ha faltado tiempo a Errejón para salir al retortero anunciando la simpleza de que la quiebra del PSOE es la quiebra del régimen de la Transición. Y es que Sánchez ha desvirtuado el mensaje socialista de tal forma que ha acabado siendo una mala imitación de ZP, el suricato leonés, que ya son ganas de pifiarla. Y además, por decencia, por amor propio, por el bien de su partido, hace tiempo que debería haber dimitido. Nada de esto estaría pasando.


En fin, el problema es trágico. No solo para el PSOE, sino también para España, que tiene mucha necesidad de él y de que sus aguas vuelvan a un cauce que nunca debió ser desbordado. Dicen que la dirección del PP está brindando por lo que ocurre. No lo sé. De lo que sí estoy seguro es de que Podemos y sus círculos sí lo estarán haciendo. Con ron venezolano, por supuesto.

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