Empezaré diciendo que no me gusta nada el acto de Apertura del Curso Académico que se celebra en las universidades españolas. Me parece una ceremonia anacrónica y presuntuosa, de una parafernalia que raya con lo ridículo y una liturgia cursi y ostentosa. Un cónclave con demasiados capisayos, demasiados bonetes, demasiadas togas... en fin, excesivo oropel. Pero bueno, es lo que hay, quizá todo sea cuestión de matices. O no. Cada año, una universidad española es elegida para que en su campus, o en uno de sus campus, se celebre el Acto de Apertura por antonomasia. Este ‘no va más’ en su aparatosidad viene dado por la asistencia de S.M. el Rey al mismo. Y la función, en principio doméstica, gracias a la impronta regia, se universaliza, -si se me permite el juego de palabras-, y se transforma así en el solemne “Acto de Apertura de las universidades españolas”. Sin que, como ya dije, me agrade este tipo de rituales y a pesar de ser un republicano convencido, me considero, al tiempo, lo suficientemente educado y realista como para no referirme a Felipe VI como “el ciudadano Felipe”, entre otras cosas porque me parece una majadería de lo más cateta, por lo que entiendo que la presencia del Jefe del Estado haga que el boato del evento incremente su trompetería y sus rigores protocolarios y de seguridad.
Este año, mire usted qué cosa, la
Universidad de Extremadura ha sido la agraciada con acoger tan magno
acontecimiento. Y ahí es donde empezó mi angustia, porque ya son cuatro los
correos electrónicos recibidos por el Personal de Administración y Servicios,
PAS, que es lo que me toca, todos firmados por la Secretaria General de la UEx,
en los que, sin entrar a valorar el estilo farragoso que impregna una redacción
manifiestamente mejorable, algún que otro error de sintaxis y de ortografía, y
una peculiar manera de utilizar los signos de puntuación, en los dos primeros
se nos marea con los cambios de fecha, por un lado, y diciendo una cosa y su
contraria, por otro. Ahora, eso sí, todos encabezados por esa tropelía gramatical
del “estimado/a” que impone el lenguaje
no sexista en boga.
La primera noticia sobre el asunto
la tuvimos el día 27 de julio. Sin desvelarnos el motivo, se nos anunciaba que
el Acto Solemne (sic) de Apertura, inicialmente previsto para el 7 de setiembre,
quedaba aplazado a una fecha “que será debidamente comunicada con antelación
suficiente a su celebración, manteniéndose los efectos laborales derivados del
indicado día según el Calendario Académico aprobado”. Los “efectos laborales
derivados”, -que ya son ganas de hacer criptografía-, no son otros que
considerarlo como “no laborable” para el PAS. Si el calendario académico
aprobado por la UEx, al que nos remite su Secretaria General, nos dice que esa
fecha es el 7 de setiembre, es fácil deducir que ese es el día de asueto,
independientemente de cuándo se celebre el acto. La lógica es lo que tiene.
¿Que resulta absurdo? Sí. A mayor abundamiento cuando, al día de hoy, es esa la
fecha que sigue figurando como tal en el calendario impreso y en todos los enlaces
que puedan consultarse en la página Web de nuestra universidad. Pero doctores
tiene la santa madre UEx. Y doctoras, también.
Pues sí, pero quizá no. Porque el
día 2 de setiembre recibimos otro correo de la susodicha, escueto y enigmático:
“El apartado 9º del calendario laboral de la Universidad de Extremadura indica
que el día de la apertura del curso académico será considerado no laborable… Le
informo que el día previsto para la apertura del curso académico 2016/2017 es
el 27 de septiembre de 2016”. Y ahí queda eso y, si puedes, descifra sus
intríngulis. Dado que no nos dice nada de que rectifique al anterior, ¿debe
deducirse que además del 7, ya concedido implícitamente, también el 27 es no
laborable? Pues adivina, adivinanza.
El asunto, en sí mismo, se me
antoja baladí. El día más o el día menos me importan un bledo. Lo que me
preocupa, y a eso voy, es que una autoridad académica pueda tener esa capacidad
para enmarañar hasta lo esperpéntico un asunto tan sencillo con tal de no
reconocer que se equivocó de entrada. Y para enmendar su error, comete otro y,
así, rectificando sin decir que lo hace, se equivoca doblemente. Y tan pancha,
oyes. Lo peor es que la nueva fecha de apertura es el 3 de octubre. Y ahí es
donde la puerca tuerce el rabo, porque ahora, ¿qué hacemos con el 7 y el 27,
betibú? Yo lo tengo muy claro: Si recibo un nuevo correo sobre el particular,
lo mando directamente a la papelera y me pongo a las órdenes de mi coordinador.
Y que sufra él descifrando galimatías. Que para eso le pagan, primo.
1 comentario:
Mejor imposible.y sobre el coordinador perfecto.
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