domingo, 17 de mayo de 2020

DESESCALADA Y NAVAJEO POLÍTICO


Se les está yendo la olla, si es que alguna vez la tuvieron acorde. Cada día dan pasos más contundentes para adentrarse en el mundo aparte en el que unos viven y los otros  pululan. Solo piensan en ellos mismos, fundamentalmente en ellos mismos, unos por conservar los momios que disfrutan, y los otros porque pretenden disfrutarlos desbancando a sus actuales beneficiarios. Y, según pasan los días, quedan más desnudos y más faltos de pudor, aireando sus vergüenzas mientras se creen revestidos de razones irrefutables, poseedores de una verdad absoluta que no es más que una falacia disfrazada, hecha a la medida de su soberbia o de su ambición. Unos, llegado el momento, mienten con el descaro de un sacamuelas doctorado, y los otros replican emboscados tras de una verdad que no lo es. En estos dos últimos meses han dado muestras suficientes de su hipocresía y de su mezquindad. Unos al confundir colaboración con vasallaje, y los otros al dar la réplica con la vista puesta en un hipotético beneficio electoral. Y mientras la ciudadanía sigue estragada por la pandemia, unos y otros, encaramados en la atalaya de su mezquindad, chapotean en sus miserias tirándose los muertos a la cara como si fueran escupitajos.

            El elenco de políticos españoles, figurantes incluidos, nos está ofreciendo un espectáculo tan bochornoso y zafio, como para dejar en pañales al bodrio más infumable de la cadena televisiva más cutre.  La tragedia es que su actuación no es susceptible de ser fulminada con el mando a distancia. Y, para más inri, están las claques de los unos y los otros. Desde manifestantes con cacerolas que tienen de espontáneos lo que yo de monárquico, hasta periodistas y usuarios de redes sociales de uno u otro signo, que cumplen su cometido como «perros de majá» (Martín Tamayo dixit) con celo furibundo y también, sin duda, con el beneplácito, o incluso el estímulo, de sus dueños.


Si de figurantes hablamos, y si para muestra de basura moral vale un botón, (por más que éste sea de mercería en liquidación) valga el vómito que Rafael Simancas Simancas, diputado por el PSOE desde 2008, excretó hace unos días. Dijo el tal: «Vamos a hablar con claridad. ¿Por qué España está en cifras tan altas de contagiados y fallecidos por la covid? Porque en España está la Comunidad de Madrid, que es la tercera región del mundo en letalidad por el coronavirus». Además de mentir, y también por eso, es una muestra más de la miseria moral a la que pueden llegar algunos de nuestros políticos. No sé si es que este segundón gris y mediano aún no ha superado el ridículo político del ‘tamayazo’ de 2003 y habla por una herida que le sigue supurando. O es así como es porque lo fue de siempre. En cualquier caso, su declaración no puede ser más cochambrosa y, sin duda, compartida por sus compañeros y dirigentes, a los que no les he oído ni leído opinión alguna en contra. Y así nos va.

(Santa María Goretti)
«Y para que haya de todo, señores, como en botica», que decía Cafrune en el disco dedicado al ‘Chacho’ Peñaloza, no es menos estupefaciente la amenaza velada, o no, que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha lanzado a costa de las caceroladas del barrio de Salamanca: «Esperen a que la gente salga a la calle, lo de Núñez de Balboa les va a parecer una broma». Se refiere, ya saben, a la pachanga diaria que ‘espontáneos’ abanderados realizan, fundamentalmente, en la calle Núñez de Balboa de la capital de España, saltándose las medidas de seguridad y que son, no sé si reprimidas, al menos, sí vigiladas por la policía. Y, así, se ha establecido, por parte de los unos y de los otros, un falso e interesado conflicto entre la libertad de expresión y manifestación de los ciudadanos y la persecución de la que son víctimas en este caso concreto. Yo no lo veo así. Simplemente, los que salen cacerola en mano a manifestarse, están incumpliendo las normas que rigen el Estado de Alarma en el que nos encontramos. ¿Que estas normas son utilizadas como excusa por el gobierno para tratar de acallar la protesta? Pues quizá también. Pero, en cualquier caso, Policía y Guardia Civil han denunciado, por miles, a quienes han intentado burlarlas y no gritaban consignas de ningún tipo. Digo, que lo han hecho por exponerse al contagio y, lo que es peor, exponer a quienes les rodean o, simplemente, pasan por allí a comprar tabaco. Por eso, me parece de una irresponsabilidad inaudita que este trasunto de Santa María Goretti, tal como tiene el patio pandémico, salga diciendo la sinsorga que ha dicho: Qué pretende, ¿multiplicar los contagios entre sus conciudadanos? ¿Tener que reabrir el hospital de Ifema?

En fin, lo que decía al inicio: Yo creo que se les está yendo la olla, si es que alguna vez la tuvieron acorde. Y lo peor es que para tratar de minimizar los efectos de esta pandemia de chaladura dogmática, no hay plan de desescalada que valga. A sí que lo llevamos claro, primo.

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