domingo, 24 de mayo de 2020

DESESCALADA Y DISLATES POLÍTICOS

En mi artículo del sábado pasado, enunciaba la angustiosa hipótesis de que a algunos de nuestros gerifaltes políticos se les estuviera yendo la olla, si es que alguna vez la hubieran tenido acorde. Y hete aquí que, los acontecimientos que se han desarrollado esta semana, no han hecho sino corroborar mis temores hasta el punto de hacerme llegar al convencimiento, no ya de que estén en el camino de una pérdida gradual del oremus, es que  han llegado al final del proceso, lo que supone un extravío difícilmente recuperable. Un Corredor sin retorno en el que, muchos de nosotros, sin comerlo ni beberlo, sólo por el hecho de vivir donde vivimos, nos transformamos, por ósmosis, en la reencarnación a la fuerza de un Johnny Barrett que nunca quisimos ser.

           
Como nunca falta un roto para un descosido, el aperitivo de la semana, (de una simpleza inigualable pero, sin duda, y por eso mismo, contundente a la hora de apoyar mi tesis), nos la dio la vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, de este Gobierno nuestro tan esperpéntico y peculiar. Dijo doña Carmen Calvo, en su comparecencia ante la Comisión Constitucional para informar del COVID-19: «Yo no me había dado cuenta nunca, la verdad. A veces los mapas los tiene uno en la cabeza y los tiene mal. Yo no me había dado cuenta nunca que Nueva York, Madrid, Teherán y Pekín están casi en línea recta, no exactamente pero en línea recta, en horizontal, y son tres de las grandes ciudades donde se ha dado el problema del demonio. El otro día leyendo, decían que parece que tiene que ver con unas determinadas temperaturas que no son ni muy frías ni muy cálidas. Habían acabado dándose cuenta a base de darle muchas vueltas de cómo esto ha afectado. A diferencia de otros países que están o por arriba o por abajo de ese tramo. Si eso es así, el verano no ayudará mucho y el otoño no sabremos cómo venga». Yo es que me meo, primo. Según esta teoría tan estrambótica, tan ‘calviana’, Lisboa y Atenas deben ser ciudades árticas o, acaso, situadas en los aledaños del Cabo de Hornos. Y, por si fuera poco, nada de longitud y latitud. La tierra es plana, como un mapa, como un papel, y lo que valen son las líneas rectas, ya horizontales, ya verticales. Nada de curvas, ni meridianos, paralelos , hemisferios y otras zarandajas. Y anda ya que le den a Magallanes y Elcano.

            Y de la majadería de Calvo, a la ruindad de Echenique, al que no le importa anatemizar en las redes sociales a dos periodistas de dos diarios no afines, tildándolos de sicarios. Primera embestida del sobrero: «Me cuentan que un sicario mediático de El Español anda preguntando al Ayuntamiento dónde vivo para venir a acosar a mi familia. Es una dinámica muy peligrosa. No deseo que se generalice y le acabe pasando lo mismo a otras personas públicas como Pedro J, Ayuso, Casado o Abascal». Segunda: «Inda ha enviado al sicario mediático Entrambasaguas a mi casa a acosar a mi familia y a mis vecinos. Pronto podréis leer un señalamiento en su tabloide OKcloacas para que Vox sepa dónde enviar a sus perros de presa. Es muy peligroso generalizar esta dinámica mafiosa». Pues nada, que Marlaska mande a un escuadrón de la Guardia Civil a las puertas de su casa para protegerle, como ha hecho con su jefe de centuria. Porque el miedo es libre, e incluso al más bragado, llegado el momento, se le empuercan las costuras del calzoncillo.

           
Y para colmo de males, las reformas laborales., si se me permite el ripio. Pues eso, que el presidente Pedro Sánchez, léase Iván Redondo, de vuelo bajo, firmó un acuerdo con Bildu, con Lastra y Echenique de cabezas interpuestas, no sé si con nocturnidad y alevosía aún en maitines, para derogar la Reforma Laboral de 2012 a cambio del beneplácito de los ‘etarroides’ a su prórroga del Estado de Alarma. Y mientras Cs hacía el canelo “in albis” tragándose la quina del engaño, la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, de las pocas del Gabinete que sabe lo que tiene que saber del cargo que ocupa, se opuso rotundamente al engendro. Parece que, por ahora, el acuerdo está en suspenso tras borrar el PSOE la frase “de manera íntegra” que figuraba en el original. Pero el vicepresidente segundo del Gobierno, Iglesias, sigue defendiendo el primigenio. Y ahí andan los dos machos, a ver quién mea más lejos. Para más inri, por si fuera poco el lío, volvió a salir a la palestra Rafael Simancas, para soltar su sinsorga, al aducir, mintiendo con la oscuridad que le es propia, que dicho acuerdo se había hecho por la necesidad de los votos de Bildu para prorrogar el estado de alarma y, así, «salvar vidas». ¿Salvar vidas con los asesinos que sembraron de cadáveres nuestras calles...?  Pues sí, eso farfulló este menda y se quedó tan pancho. Pues yo digo lo que dice el refrán: «Cuando el lobo come con el can, de acuerdo están». Y doy por bueno este segundo ripio triple. Es lo que hay, mal que me pese, primo

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