Hoy mi nieta se ha dormido
como un pájaro que sueña
que está soñando en el
nido.
Se ha dormido
en un sueño en que soñaba
vivir lo que no ha
vivido.
Después del sueño y el nido,
se despertó.
Y me ha mirado
con esa mirada tierna
que sólo tienen los
niños.
Mientras la miraba, trémulo,
inventariando el absurdo
de todo lo que no he
sido,
ella me llamó en silencio
con sus brazos
extendidos.
Ella me llamó, sonriendo,
como quien llama a un
suspiro.
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