Viendo las imágenes de la zurra que, a las puertas
de Feval, en Don Benito, se propinó por parte de la Policía a los agricultores
que protestaban por su ruina y que la subida del SMI vendría a agravar, me
acordé de la letra de las Sevillanas de
la Reina, que manda narices la cosa, ya saben, «cartas iban y venían desde Londres a Madrid» y, parafraseándola, sobre la marcha cambié su
letra y la adapté a las circunstancias, mientras la canturreaba para paliar mi desasosiego:
«Zurras iban y venían desde Mérida a
Feval». Esto una vez que me di cuenta del lugar en el que se producía ese
tumulto porque, en principio, bien creí que los bataneados eran payeses ‘ansiosos
de independencia y libertad fuera del Estado opresor’, y no agricultores
extremeños protestando por la explotación a la que los tienen sometidos los
intermediarios y las grandes superficies comerciales, con el beneplácito de los
sucesivos gobiernos de España y de Extremadura.
(Fuente: Ministerio de Agricultura) |
Dentro del recinto, al que ya habían
accedido para inaugurar la trigésimo segunda edición de Agroexpo, el ministro
de Agricultura, Luis Planas Puchades,
encorbatado; la delegada del gobierno en Extremadura y, desde el pasado 22 de
enero, también jefa (en situación de Servicios Especiales) de la Unidad de
Protección Civil, María Yolanda García Seco, y el presidente de la Junta
de Extremadura, Guillermo Fernández Vara,
que acudió con pantalones vaqueros, botas y una cazadora ‘plumífera’, sin duda
un hábito que, en su inconsistencia acomodaticia, consideró acorde a las
circunstancias campechanas de la feria que allí se celebraba. Un guiño de
pasarela que de poco sirvió a los agricultores que estaban tratando de hacer
patente su indignación.
El ministro cubrió su
expediente con un discurso inane sobre Agroexpo como un “gran escaparate que demuestra el gran valor de la actividad
agraria extremeña en sus diferentes sectores productivos”. Y en la puerta, ‘vete que te doy’. La delegada
gubernamental y jefa de la Unidad de Protección Civil de la Delegación del
Gobierno en Extremadura, (agárrame esa mosca por el rabo, Juan Palomo) según lo que he
podido leer no dijo nada, tal vez porque pensaba que los policías que había
desplegado en Don Benito ya habían hablado por ella en el ‘vete que te doy’ que
se desarrollaba a las puertas de Feval. Y el frailón de los vaqueros y el pluma
nos obsequió con unas palabras, difíciles de creer, en las que apelaba «al diálogo como única vía para encontrar
soluciones que permitan abordar los problemas del campo extremeño»,
mientras que a un buen número de sus posibles interlocutores les estaban
zumbando por los morros en la función al aire libre del ‘vete que te doy’ que él había, al menos,
consentido. Curioso no deja de ser, creo, que a una feria agrícola no se deje
entrar, porra en mano y zurrando la badana, a los agricultores que deberían ser
sus protagonistas. Y aún más que este portento atribuya el aumento del paro
agrícola que nos asola no a su ineficacia o desinterés y a la ineficacia o
desinterés de su gobierno, sino a una subida del SMI todavía no aplicada. O
sea, un caso de prognosis inaudita, un ‘ya pasó lo que todavía es imposible que
haya pasado’.
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