domingo, 2 de febrero de 2020

ZURRANDO LA BADANA EN AGROEXPO


Viendo las imágenes de la zurra que, a las puertas de Feval, en Don Benito, se propinó por parte de la Policía a los agricultores que protestaban por su ruina y que la subida del SMI vendría a agravar, me acordé de la letra de las Sevillanas de la Reina, que manda narices la cosa, ya saben, «cartas iban y venían desde Londres a Madrid» y,  parafraseándola, sobre la marcha cambié su letra y la adapté a las circunstancias, mientras la canturreaba para paliar mi desasosiego: «Zurras iban y venían desde Mérida a Feval». Esto una vez que me di cuenta del lugar en el que se producía ese tumulto porque, en principio, bien creí que los bataneados eran payeses ‘ansiosos de independencia y libertad fuera del Estado opresor’, y no agricultores extremeños protestando por la explotación a la que los tienen sometidos los intermediarios y las grandes superficies comerciales, con el beneplácito de los sucesivos gobiernos de España y de Extremadura. 

(Fuente: Ministerio de Agricultura)
Dentro del recinto, al que ya habían accedido para inaugurar la trigésimo segunda edición de Agroexpo, el ministro de Agricultura, Luis Planas Puchades, encorbatado; la delegada del gobierno en Extremadura y, desde el pasado 22 de enero, también jefa (en situación de Servicios Especiales) de la Unidad de Protección Civil, María Yolanda García Seco, y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que acudió con pantalones vaqueros, botas y una cazadora ‘plumífera’, sin duda un hábito que, en su inconsistencia acomodaticia, consideró acorde a las circunstancias campechanas de la feria que allí se celebraba. Un guiño de pasarela que de poco sirvió a los agricultores que estaban tratando de hacer patente su indignación.

            El ministro cubrió su expediente con un discurso inane sobre Agroexpo como un “gran escaparate que demuestra el gran valor de la actividad agraria extremeña en sus diferentes sectores productivos”.  Y en la puerta, ‘vete que te doy’. La delegada gubernamental y jefa de la Unidad de Protección Civil de la Delegación del Gobierno en Extremadura, (agárrame esa mosca por el rabo, Juan Palomo) según  lo que he podido leer no dijo nada, tal vez porque pensaba que los policías que había desplegado en Don Benito ya habían hablado por ella en el ‘vete que te doy’ que se desarrollaba a las puertas de Feval. Y el frailón de los vaqueros y el pluma nos obsequió con unas palabras, difíciles de creer, en las que apelaba «al diálogo como única vía para encontrar soluciones que permitan abordar los problemas del campo extremeño», mientras que a un buen número de sus posibles interlocutores les estaban zumbando por los morros en la función al aire libre del ‘vete  que te doy’ que él había, al menos, consentido. Curioso no deja de ser, creo, que a una feria agrícola no se deje entrar, porra en mano y zurrando la badana, a los agricultores que deberían ser sus protagonistas. Y aún más que este portento atribuya el aumento del paro agrícola que nos asola no a su ineficacia o desinterés y a la ineficacia o desinterés de su gobierno, sino a una subida del SMI todavía no aplicada. O sea, un caso de prognosis inaudita, un ‘ya pasó lo que todavía es imposible que haya pasado’.

           
A pesar de la contundencia (nunca mejor dicho) de las imágenes que nos ofrecieron los distintos canales de televisión, en las que se ve a los antidisturbios arreando con saña inmisericorde a los concentrados, la delegada del gobierno en Extremadura y jefa a la expectativa de la Unidad de Protección Civil de la Delegación del Gobierno en Extremadura, declaró tras el fregado que no había habido cargas policiales y que la actuación de la policía había sido “proporcionada”. El sentido de proporcionalidad de la señora delegada/jefa de unidad es, sin duda, bastante particular. No sé si seguirá aplicando este baremo sui géneris cuando tome posesión de la citada jefatura pero, en ese caso, qué quieren que les diga, yo preferiría que no me protegiera. A no ser que fuese de ella misma, claro.

           
En fin, como a perro flaco todo son pulgas, por si no tuvieran los agricultores bastante con su ruina y la zurra recibida de forma proporcional, pues habló un buey y dijo mu. Digo que salió a la palestra el secretario general de la UGT, José María Álvarez Suárez, o Josep Maria Álvarez Suárez, o Pepe Álvarez, para mugir tachando a los manifestantes aporreados de «derecha terrateniente, carca, que intenta mantener una situación en el campo de sumisión». Y este ceporro regresivo y asintáctico, ¿en qué siglo se cree que vivimos? ¿Piensa, si es que puede, que seguimos en la España de Galdós? ¿Qué coño sabe de los problemas del campo? ¿Habla sin haber visto las imágenes de la zurra, sin ver quiénes recibían los vergajazos?  ¿Su cacumen tripartito se quedó anclado en la carcunda de los señoritos a caballo otorgando a dedo, en las plazas de los pueblos extremeños, jornales de miseria? Yo no lo sé pero en cualquier caso, yendo el asunto de cabestros iluminados, pues eso, dónde irá el buey que no are. Y además hipocorístico y trífido, primo, que ya es ansia.

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