En el mes de mayo de 2012, tras la primera de las
dos elecciones legislativas (6 de mayo/17 de junio) que se llevaron a cabo en
Grecia por la mismas razones que estas dos últimas nuestras (28 de abril/10 de
noviembre), publiqué aquí un artículo
titulado Parecidos razonables,
referido a las semejanzas políticas de Grecia y España y en el que, entre otras
cosas, decía: «... la desazón se
transforma en escalofrío con los 21 escaños conseguidos por Amanecer Dorado, un
partido ultranacionalista y nazi... cuyo líder, Nikos Mijaloliakos, es un
energúmeno xenófobo con ademanes de perro rabioso, según afortunada imagen
de Tomás Martín Tamayo en su
artículo del miércoles... Por suerte no tenemos, hasta ahora, un partido aquí
comparable a este engendro. Las heridas de la dictadura franquista todavía
sangran y a las alimañas gamadas las hemos arrinconado en grupúsculos
marginales. Pero, por si acaso, habrá que estar atentos, con ojo de chícharo».
Y unos meses después, en febrero de 2013, en El nido del cuco, volvía a la carga: «El decorado de crisis económica, recortes salvajes, paro galopante,
desencanto político, casos significativos de corrupción y ausencia de futuro,
es caldo de cultivo para que las ratas, maestras en aprovecharse de las
fragilidades estructurales y de las grietas, se cuelen en el edificio. Y eso ya
son palabras mayores porque, al menor descuido, pueden convertirse en plaga. En
Grecia ya han dado la cara con el nombre de Amanecer Dorado. Aquí todavía no
han asomado los bigotes, pero ya se las oye corretear por el sótano».
Tengo mis barruntos, pero me gustaría saber con certeza de dónde
le viene a esta patulea retroactiva una misoginia selectiva tan pertinaz, tan
maníaca, tan patológicamente obsesiva. ¿Complejos de inferioridad o de Edipo mal gestionados? ¿Temor
transformado en odio? ¿Malas experiencias infantiles con madres o hermanas?
¿Conflictos o celos de pareja? ¿Deberíamos hablar de ginefobia o de machismo
puro y duro? No lo sé, pero está claro que lo que quiera que sea ha tomado
carta de naturaleza política e invadido su programa y sus actuaciones públicas
en las que, unos y otras, no pierden ocasión de esparcir espumarajos
vitriólicos en lo que a las mujeres víctimas de violencia machista se refiere,
y de sembrar dudas sobre lo que esa violencia significa.
En fin, para terminar vuelvo al inicio de este artículo y a la
comparativa entre Grecia y España que hacía. Las huestes de Amanecer Dorado
consiguieron estar en el Consejo de los Helenos en las dos elecciones de 2012 a
las que aludía y en las celebradas en 2015. En las de julio de este año
consiguió 0 escaños. De modo que a los
griegos les ha costado 7 años librarse de estos mostrencos. Vox entró en
nuestro Congreso de los Diputados este año y, si todo va como tiene que ir, tendremos
elecciones en 2023. De modo que si homologamos, en el peor de los casos esta
gentuza saldría de najas en 2027. Yo igual ya no estaré aquí, pero España y
muchos de los que quiero, sí. Y con eso me conformo, primo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario