(Fuente: Cadena SER) |
Hace tiempo que el asunto venía
apestando el ambiente con un tufo espeso y rancio, conocido y antiguo.
Detalles, pequeñas advertencias, amagos que no presagiaban nada bueno, que
apuntaban a un lento e inexorable retroceso, a una vuelta a la tutela, a la
asunción de una minoría de edad falsa e impuesta. Un retorno al “miedo a la
libertad” que esta semana se ha hecho
patente y lo que apenas era una sensación, casi el temor difuso a una aparición
fantasmagórica cutre y fuera de lugar, se ha materializado con toda la fuerza de
los hechos. En concreto de tres, que enumero según la prioridad que me dicta mi leal saber y
entender: 1º. El secuestro cautelar, por orden de la jueza Alejandra Pontana, de
Collado Villalba, del libro “Fariña”, de Nacho Carretero, por supuesta
vulneración del derecho al honor de José Alfredo Bea Gondar, exalcalde de El
Grove, y por el que se pide un rescate de 500.000 euros. 2º. La retirada de la
feria Arco de Madrid, a instancias del director de Ifema, de la instalación “Presos políticos”, de Santiago Sierra. 3ª. La condena a 3 años y
medio de cárcel al rapero Valtònyc, por enaltecimiento del terrorismo,
calumnias e injurias graves contra la Corona. Tres casos que abarcan infinidad
de matices pero que tienen un hecho en común: la interesada y falsa equiparación
por parte del poder entre disconformidad y censura para, así, emboscar en esta
última la sombra oscura y alargada del acoso a la libertad de opinión y de
expresión. No quiero entrar en un bucle ‘conspiranoico’, pero estoy convencido de
que esta coincidencia temporal no es fruto de la casualidad, sino el resultado de
un plan perfectamente urdido para constreñir libertades básicas y, al unísono,
ir moldeando una sociedad cada vez más cobarde, más gazmoña, más aborregada y
más intransigente.
(Fuente: Abc) |
Esto de puertas para adentro, porque
de puertas para afuera, ¿cualquiera de los tres supuestos nos acerca a Europa o
nos aleja de ella? Si es que de acercarnos se trata, digo. ¿Nos acerca al patrón
europeo secuestrar judicialmente un libro, ‘ainda mais, si lleva ya tres años
publicado y va por su décima edición, dizque para salvaguardar el honor de un
exalcalde condenado en firme tres veces por blanqueo de capitales procedentes
del narcotráfico, prevaricación y malversación de caudales públicos? ¿Qué hay
que secuestrar? ¿Los miles de ejemplares vendidos? Y, ¿qué honor hay que
mantener a salvo, el de un convicto tricondenado? Otrosí digo: ¿Nos acerca al patrón europeo censurar una
instalación artística de la feria Arco de Madrid por tildar de ‘presos
políticos’ a una caterva que incluye a los ultras del Rayo Vallecano, los
matones de Alsasua, Junqueras,
Jordis, Bódalo y no sé cuáles otros
delincuentes? ¿En qué siglo estamos
viviendo en España, bajo qué escala oficial de valores democráticos? Señor
director de Ifema, ¿qué puñetera cacicada liberticida es esta? ¿De dónde le
vino la inspiración para que ahora mismo seamos el hazmerreír de Europa?
Después de conseguir que nos adelanten los cangrejos, ¿ha pensado usted en dimitir
y no seguir dañando la imagen de España con decisiones tan carpetovetónicas? Su
actuación ha sido de una torpeza tan supina que incluso se equivoca cuando
intenta justificarse, que ya son ganas de hozar en la necedad. Y para guinda, no
creo que nos acerque al patrón europeo mantener una legislación que condena al que calumniare o injuriare al Rey o a
cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al
consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al
Príncipe heredero de la Corona, en el ejercicio de sus funciones o con motivo u
ocasión de éstas, con la pena de prisión de seis meses a dos años si la
calumnia o injuria fueran graves, y con la de multa de seis a doce meses si no
lo son.
(Fuente: Avui) |
En fin, mi opinión es que esta
semana ha sido nefasta para la imagen internacional de España porque pienso que
secuestrar judicialmente libros, censurar obras de arte ‘molestas’ o encarcelar
raperos lenguaraces, tengan estos o no ramalazos psicopáticos, son solo
credenciales que atestiguan las carencias democráticas que seguimos padeciendo.
Y me temo, como decía al principio, que la tendencia reaccionaria y el ansia
censora, profesional o aficionada, van en aumento. Y para más recochineo, los
fugados del procés, desde Bélgica o Suiza, frotándose las manos viendo cómo los
pánfilos de aquí, con su torpeza y su carcunda, no hacen sino sembrar dudas que suman
argumentos en su defensa. Y gratis total. Si serán ceporros, primo.
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