(Fuente: elconfidencial.com) |
El fabulista griego Esopo nos dejó, en el siglo VI a.C.,
una fábula titulada así, El parto de los
montes, en la que nos describe cómo tantas veces algo que, en principio,
crea grandes expectativas no exentas de desasosiegos, resulta al final un
acontecimiento nimio, insignificante y de ínfima importancia. Unos siglos
después, Horacio hizo una breve
alusión a la misma en su Arte poética:
Parturient montes, nascetur ridiculus mus, o sea que ‘parirán los montes y nacerá un ridículo ratón’. Es
lo primero que se me ha venido a la cabeza , (no de manera tan cargante,
claro), al conocer los resultados de las elecciones catalanas celebradas este
jueves. Porque si nos atenemos a la perspectiva global de DUI sí o DUI no, los partidarios
de la ruptura, a pesar de haberse dejado algunos pelos en la gatera, siguen
teniendo mayoría absoluta en el parlamento catalán. De la misma manera que, de
nuevo, han perdido el envite analizados desde el punto de vista plebiscitario
que tanto les gusta, lo que ha venido a remachar que la mayoría de los
ciudadanos de Cataluña no quiere la ruptura con España. Así que podría pensarse que, en cuanto se
constituya este, volverá la burra al trigo de la ‘desconexión’ haciendo así
inútiles las alforjas para viaje tan improductivo. Pero rumiando el asunto y viendo
las reacciones que empieza a provocar, parece que el neonato no es tan simple ni
tan inofensivo como pudiera parecer a primera vista. En primer lugar porque los
acontecimientos habidos desde las elecciones del 2015 han dado un giro de 180
grados a la situación política en Cataluña. Y en segundo, porque los resultados
de las actuales han dado protagonismo relevante a unos actores, al tiempo que
ha supuesto para otros, como Catalunya en Comú-Podem y PP, un rotundo fracaso. Porque
una cosa es la correlación de fuerzas electoralmente hablando, pura y distorsionante aritmética D’Hont, y otra bien distinta las consecuencias que acarrean algunos
resultados.
(Fuente: elconfidencial.com) |
Aunque sea una perogrullada
decirlo, por obvio, 'Ciudadanos’ ha sido la estrella de los comicios. Haber
ganado las elecciones catalanas en votos y escaños con un discurso tajantemente
constitucional sin ningún asomo de concesión a los independentistas, no es moco
de pavo. Aunque su victoria haya sido insuficiente para arrebatar la mayoría a
estos últimos, ha dejado al descubierto, sin embargo, la catastrófica
estrategia seguida por el Partido Popular, o sea, por Rajoy, al mantener como cabeza de lista a un candidato tan aburrido
como Albiol, con un discurso pelmazo
y monótono, menos carisma que un zapato viejo, unos rebotes de autoritarismo en
los que el plumero de Fraga asoma sin ningún tipo de rubor y más quemado que
las brujas de Zugarramurdi. Pero así se
las gasta este don Tancredo
recalcitrante al que, francamente, no le auguro un futuro político halagüeño
sobre todo si, como me malicio, hay un adelanto de la elecciones generales que
no depende para nada de lo que él desee, sino de lo que un PSOE escocido y un
C’s envalentonado puedan acordar. Poco ha tenido que ver en este descalabro,
como algunos pretenden que creamos para justificar su debacle, la aplicación
del artículo 155 de la Constitución en aras de enderezar la ilegal deriva soberanista,
pues C’s y PSC apoyaron la medida y ambos han ganado votos y escaños. Así que a
otro perro con ese hueso del sacrificio patriótico.
(Fuente: lavozdegalicia.es) |
Como decía antes, el resultado
electoral ha deparado una situación en el Parlament igual a la anterior. Tan
igual que de nuevo la CUP, en principio, tiene a Puigdemont, (que ya se cree presidente el tío), cogido por los
cataplines con la tabarra de república o república. De modo que si se repite la
función entraríamos en un bucle de aquí esta la República, allá va el 155 y aquí
sigo yo en Bruselas. Y a sacar las urnas otra vez. Un panorama más diabólico
que la gota malaya. ¿Y ERC? Pues me
imagino que el abad mitrado que tiene por líder algo tendrá que decir. Porque
si vuelve a entrar en el juego siguiendo los desvaríos megalómanos del huésped
bruselense, como según propia confesión la cárcel le hace más fuerte, me temo
que va a seguir allí el tiempo suficiente para salir de ella más cachas que el primo de
Zumosol. Y no creo yo que el misticismo epistolar, la sublimación del
sacrificio por la causa, los arrebatos poéticos y las genuflexiones de
chupacirios que exhibe tengan fuste para tanto. Ya veremos. Pero eso sí, el
título de “pánfilo del procés” puede exhibirlo con todo derecho porque se lo ha
ganado a pulso. ¡Quin papelón, Mare de
Deu dels Desamparats! Per a mi que és
un ‘pringao’, primo.
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