(Fuente: youtube.com) |
En la película “Su excelencia”, Cantinflas es López, (Lopitos), último funcionario de la
escala y canciller de la embajada de la república de “Los Cocos” en Pepeslavia,
país hegemónico del bloque comunista y enemigo acérrimo de Dolaronia, líder de
occidente. En una próxima asamblea que reunirá a todos los países del mundo,
habrá de decidirse si este es acaudillado por los colorados de Pepeslavia o por
los verdes de Dolarania. Y hete aquí que el voto del representante de la minúscula
y en principio desdeñable república de “Los Cocos” es el que puede inclinar la
balanza hacia un lado o hacia el otro. A una cena de gala prevista en la
embajada a la que asistirán altos mandatarios pepeslavos, y ante la negativa
del embajador a sentarse a una mesa con trece comensales, (“cuando el tecolote canta, el indio muere; no
será cierto, pero sucede”, dice para justificar su aprensión), se adopta la
decisión de invitar a Lopitos para romper el mal fario de número tan nefasto. Durante
su transcurso se producen en “Los Cocos” tres golpes de estado consecutivos que
suponen tres cambios de embajador inmediatos. El último de ellos, perpetrado
por los serenos, la policía auxiliar y el honorable sindicato de barrenderos
capitaneados por el doctor Belendre,
a la sazón padrino de Lopitos, lleva aparejado el encumbramiento de nuestro
canciller al puesto de embajador extraordinario y plenipotenciario de la
república de Los Cocos en Pepeslavia. En fin, la escena es una hipérbole
disparatada llena de guiños críticos y con algunos diálogos y peroratas
desternillantes.
(Fuente: rtve.es) |
Desde el comienzo del culebrón
secesionista catalán la película ha estado paseando por mi cacumen como Pedro
por su casa. Ver aparecer a Puigdemont
con sus guedejas lacias, escuchar su sonsonete aflautado y venírseme a la
cabeza la imagen del presidente de Pepeslavia, era todo uno. Y comprobar que el
desarrollo de los acontecimientos me iba dando la razón hasta hacerme considerar
más plausible la caricaturesca y ficticia república de Lopitos que la que dice
presidir el exiliado gerundense, ha logrado variar la perspectiva de mi análisis.
El punto de inflexión que hizo que mi
punto de vista sobre el particular haya discurrido de la indignación al
pitorreo fue sin duda, por un lado, la huida vergonzante del blandengue y sus
adláteres a Bruselas; por otro, las
manifestaciones prosopopéyicas desde la cárcel de los exconsejeros encerrados. Soy
incapaz de contener la risa floja ante lo grotesco que resulta ver a unos
actores engolados y peripatéticos que creen representar una tragedia griega cuando
el guión que siguen es el de una astracanada infumable. Como la cosa va de
mártires y por seguir con guiños cinéfilos, mientras yo estoy riendo con “La
vida de Brian”, ellos se creen estrellas de “La historia más grande jamás
contada”. No tiene precio oírles o
leerles frases tan grandilocuentes y, en ocasiones, ‘originalísimas’ o con
graves errores de redacción, como: “Se pueden encarcelar las personas, no las
ideas”; “No te limites a contemplar estas horas que ahora vienen. Baja y
participa. No podrán nada ante un pueblo unido, alegre y combativo”; “Si el
precio de la libertad es la prisión, no renunciaremos nunca a la libertad”; “Superar
el miedo es el camino hacia la libertad”. Y, por redondear el muestreo, la de Junqueras en plan padre Karras, que ya es la repanocha: “Haced
cada día aquello que esté a vuestro alcance para que el bien derrote al mal en
las urnas del 21D”. ¿La habrá escrito con estola e hisopo en ristre prestados
por el obispo de Solsona o el párroco de Calella?
(Fuente: el español.com) |
En el momento en que escribo estas
líneas, el último acto de esta farsa cochambrosa ha sido la declaración de la
señora Forcadell en sede judicial. La
que se suponía ‘dama de hierro’ del independentismo más contumaz e irredento,
al final ha resultado ser de latón, como el cacharro de mi abuela. Ante el juez
del Tribunal Supremo la tal ha hecho el salto del tigre con doble mortal
inverso para ayuntar con el artículo 155, renegando de la proclamación de la
república al justificarla como un simple experimento de sociología política. Y
ahora anda a la espera de los 150.000 del ala para salir de najas de Alcalá
Meco. La que hace unos días arengaba a
los suyos con un “ni un paso atrás” contundente, ha reculado ahora como
matalona empaquetada. No sé si habrá mentido al juez o mentía cuando presidió
la ignominiosa sesión del Parlament que dio el pistoletazo de salida a este
circo, de lo que estoy seguro es de que en ambos casos lo habrá hecho con la
misma cara de palo a que nos tiene acostumbrados.
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