sábado, 20 de mayo de 2017

NI PIES, NI CABEZAS

En mi anterior artículo, hablando del anhelo de querer engañar a la inexorabilidad del paso del tiempo, echaba mano del refrán aquel que nos dice que “el que no se consuela es porque no quiere”. Y hete aquí que esta semana he tenido ocasión de volver a acordarme de él. Bien es verdad que por otro motivo, carente de cualquier atisbo de lirismo, cual ha sido el del final apoteósico del folletín tragicómico que se ha venido representando en el escenario consistorial pacense, y que ha tenido como argumento la abortada, (nunca mejor dicho), moción de censura a su alcalde. Este, (el único personaje que podría haber celebrado algo pues, apareciendo como víctima sentenciada en las primeras escenas de la obra, gracias a un golpe de timón de los guionistas del libreto ha resultado indemne), ha sido comedido en la exteriorización de un más que presumible regocijo. No así los frustrados victimarios que, tras su estrepitoso fracaso, han comparecido no diré que exultantes, pero sí incomprensiblemente orondos y satisfechos de la calabazada sufrida. Más que querer consolarse parece que hubieran querido, quizá intentando a la desesperada hacer de la necesidad virtud, alardear de su infortunio.

(Fuente: elperiodicoextremadura.com)

El principal urdidor de la trama y portavoz del PSOE municipal, Ricardo Cabezas, que quizá, como trasunto prosaico de Antoñito el Camborio, ya se veía en sus ensoñaciones con la vara de alcalde en la mano, acaso destinando a algún funcionario díscolo a hacer fotocopias en el cementerio de San Juan, salió el pasado lunes a la palestra en rueda de prensa. Obviando cualquier asomo de autocrítica, afirmó que “no es posible impulsar la moción de censura pues [con la salida de Ciudadanos de Luis García-Borruel] ha cambiado el escenario político en el Ayuntamiento de Badajoz”. Según sus palabras y siguiendo la lógica más elemental, habría que inferir que antes de esa ‘expulsión voluntaria’ del ahora exciudadano, el escenario político sí hubiera permitido promoverla. Entonces, digo yo, ¿por qué no lo hiciste cuando pudiste, alma cándida, si lo tenías a huevo? Se me ocurren dos respuestas para pregunta tan simple. La primera es mala, porque implica que, mejorando lo presente, el pretendiente a alcalde ha actuado con una torpeza inaudita al dejar escapar una ocasión de oro para hacerse con el ansiado báculo. La segunda es peor, porque dejaría al descubierto la falacia que esconde la media verdad de su aserto, y esa es que nunca, con Borruel o sin él, la iniciativa podría haber prosperado porque C’s no la apoyaba y, a mayor abundamiento, la obstinación de aquel en presentarla en contra del criterio de los dirigentes de su formación ha sido la causa de su viaje al limbo. En este segundo caso, la candidez que pudiera disculpar la torpeza política del líder municipal socialista en nuestra primera hipótesis, achacable, siendo generosos, a su bisoñez, no ha lugar. Porque estaríamos ante el descaro lánguido y palmario de un embustero descarado consciente de serlo. Igualmente torpe, eso sí, cualidad esta que parece ser el único ítem común a ambas posibilidades. Y lo que es peor aún, pretende que los que escuchamos o leemos sus declaraciones seamos partícipes solidarios de su insuficiencia.

(Fuente: elperiodicoextremadura.com)
No contento con lo anterior y tras intentar hacernos creer, con vaguedades y frases hechas, que su intento fallido ha sido un revulsivo para recuperar la gobernabilidad de una ciudad sumida en el caos y la molicie por mor de unos dirigentes corruptos, finaliza su perorata con un estrambote  que ofrece, por su simpleza, un desmantelamiento argumental inmediato. Dice este buen señor que con la destitución de García-Borruel como portavoz, se ha procurado “dar un giro de 180 grados al posicionamiento de C’s hasta convertirlo en una marioneta del PP”. Además de reincidir en el engaño recurrente de querer inducirnos a que confundamos  la parte (Borruel) con el todo (C’s), siguiendo la lógica elemental aplicada anteriormente habría que deducir entonces que, antes del cese, C’s no era más que un títere del PSOE. Porque si cuando sí, no, ¿por qué cuándo no, sí?

En fin. Como última reflexión diré que los entresijos de la política y de los partidos no son mi fuerte. Jamás milité en ninguno ni pienso hacerlo en los muchos o pocos años que me queden de andar por las calles y estar con los que quiero. Pero eso no me impide maliciar que las venias que las ejecutivas, locales o regionales o como quiera que sean, regalan a  algunos de sus militantes, son bombas de relojería perfectamente programadas para el descalabro de los que estorban. Y no estoy diciendo, ni tan siquiera insinuando, que esto pueda aplicarse al caso que nos ocupa. Faltaría más, primo... que eres un primo.

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