Hablo de la sarta de idioteces que
hemos podido oír, y sufrir, a costa de la Fiesta Nacional de España. No sé si
seré muy torpe o, con la edad, me estaré volviendo un carcamal recalcitrante y
emboscado, pero en la exposición de motivos para elegir la fecha no encuentro nada execrable, ni atisbos
fascistas o franquistas, ni visos de una añoranza imperialista. Antes al contrario,
me parece de una evidencia contundente: La fecha elegida, el 12 de octubre,
simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un
proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y
política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía,
inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites
europeos, se dice en la exposición de motivos de la Ley 18/1987 de 7 de
octubre. La historia es lo que tiene y eso es una verdad irrefutable, lo diga
Agamenón o su porquero. Andar tergiversando la realidad de la Alta Edad Moderna
con la visión del siglo XXI, mayormente si esta es torticera y dogmática, es de
una torpeza que entierra, a quien lo hace, en el más espantoso de los
ridículos. No sé quién empezó, pero detrás del primero vinieron legión: el
Kichi o Quichi o comoquiera que se escriba, Ada Colau, Íñigo Errejón, Carolina
Bescansa, y un sinnúmero de correligionarios agrupados en las redes sociales
bajo la etiqueta “resistencia indígena”, que les debe de sonar muy bien pero
resulta ser una puñetera idiotez, (a no ser que quieran resucitar a Moctezuma y
a Túpac Amaru para enrolarse en sus huestes aborígenes y reescribir la
historia), atropellándose por decir sinsorgas y paparruchas a cuál más
alucinante: Expolio, genocidio, masacres, sometimiento de culturas,
comparaciones entre el 12 de octubre y el 18 de julio, plebiscitos para elegir
una “fecha cívica y patriótica”… en fin, un gazpacho intragable y estomagante.
Para completar el reparto no podía faltar en el sarao Guillermo Toledo, ese
trasunto del Actor Secundario “Bob” en Los Simpson,
que ha salido de su caverna atiborrado hasta las trancas de Laxen Busto, para ciscarse sin mesura en todo lo que su ideología paranoica le dictaba, y haciendo alarde, a base de caguetilla, de una profundidad de pensamiento y de una lógica dialéctica abrumadoras. Un portento el individuo.
que ha salido de su caverna atiborrado hasta las trancas de Laxen Busto, para ciscarse sin mesura en todo lo que su ideología paranoica le dictaba, y haciendo alarde, a base de caguetilla, de una profundidad de pensamiento y de una lógica dialéctica abrumadoras. Un portento el individuo.
1 comentario:
Muy buen comentario,Sr.Buiza.
Tiene mucha razón en lo que dice.
Un saludo.
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