sábado, 18 de marzo de 2017

"HORARIOS MASCULINIZADOS"

Ya va para año y medio que en esta mismas páginas publiqué un artículo, Vidas ejemplares, comentando la impresión, no demasiado satisfactoria, que me produjo el recorrido por las páginas del blog que bajo el nombre de El cuaderno de Guillermo publicaba el presidente-consejero de Cultura de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. El blog sigue ahí, mi impresión sobre él no ha variado, pero su protagonista ha dado un paso más en la utilización de Internet para darnos a conocer sus cuitas o sus reflexiones publicando en las redes unos videos, breves, que vienen a complementarlo. Lo hace de manera esporádica y yo los veo, unas veces sí, otras no, dependiendo de cómo me coja el cuerpo, que no está uno siempre igual de receptivo para según qué tipo de pláticas. El pasado martes, al hilo de lo publicado el día anterior en su blog, (No puedo poner todas las reuniones por la tarde-noche porque tengo que cuidar de los míos), con la locución salmodiada e intermitente a que nos tiene acostumbrados, nos hablaba de la reunión mantenida con la actual secretaria general de la UGT de Extremadura, Patrocinio Sánchez Escolar y del tema de los horarios y la conciliación familiar que había surgido en la misma. Y me la lio parda el individuo.

Verán: Sentado en la mesa camilla de la cocina, con mi Estrella Galicia fresca a la vera, relajado e indulgente, seguía sereno la alocución presidencial. Me encontraba desprevenido y confiado porque ya había vivido situaciones similares y no me habían causado respingos dignos de mención. Si acaso, en alguna que otra oportunidad,  ligeros hormigueos estomacales por la peculiar puesta en escena o  por cursiladas pasadas de edulcorante. De modo que no pude defenderme de la bomba conceptual que el orador guardaba en la recámara y que me estalló en los morros de improviso dejándome patidifuso por unos momentos. Con la mala suerte añadida de que la deflagración me pilló a la mitad de un sorbo, produciéndome un severo atragantamiento que me llevó a espurrear el trago con ímpetu tan desbocado, -nunca mejor dicho-, que la pantalla del ordenador quedó completamente empercudida de churretes cerveceros. Un desastre sin paliativos, vaya. Y no es para menos. Porque el presidente-consejero de Cultura peroraba, como digo, de horarios y conciliación, y va y suelta sin previo aviso: “… Hablaba yo con la secretaria general, Patrocinio, de la dificultad de llegar a un puesto de tanta responsabilidad como el que ella ahora ocupa, teniéndose que adaptar a horarios… eeeh… ‘masculinizaos’…” Y ahí sobrevino la debacle. Por la gloria de Cotón, ¿qué coño es eso de horarios masculinizados, señor mío? ¿Me lo puede usted explicar sin que me tronche de risa? Porque con este tema de la igualdad de género hemos tenido que leer y escuchar muchas tonterías estratosféricas, pero para mí que esta sinsorga se lleva la palma cum laude. ¡Menudo demarraje!

(Fuente: Digital Extremadura)
En cualquier caso, desde el martes estoy, como hermeneuta obsesionado, en un permanente sin vivir tratando de descubrir el busilis de este hallazgo conceptual. Y no he sido capaz siquiera de arañar su cáscara. Porque mientras más trato de desentrañar su lógica, su intríngulis epistemológico e, incluso, semántico, más dudas me abordan. A saber: Cuando el puesto que ahora ocupa esta señora lo ocupaba Francisco Capilla, ¿también él sufría los rigores de la masculinización horaria? Si sí, ¿qué importa entonces el sexo de quien lo ocupe? Si no, ¿es porque esos rigores solo actúan contra la conciliación familiar de la mujer? ¿Por qué? ¿Porque los hombres pasan de conciliaciones o no tienen derecho a ellas? ¿Sólo las mujeres tienen familia que conciliar, madres a las que visitar, hijos a los que atender y acompañar? ¿Será, tal vez, que los horarios practican una suerte de hermafroditismo adaptativo de género, feminizándose o masculinizándose en sentido inverso al sexo de la persona que deba cumplirlos? ¿Hay horarios neutros? ¿Nos estamos volviendo todos tontos o algunos venían ya con la tontería en lo alto?... Confío en que algún avispado lector de estas líneas sea capaz de contestarme, al menos, a una de estas preguntas. Me conformo con poco.

Sea como fuere, dejando de lado hermenéutica y zarandajas sarcásticas, hay quien quizá piense que nuestro presidente-consejero de Cultura queriendo huir del fuego, ha caído de bruces en las brasas. Porque, no sé si por torpeza o por la precipitación del directo, de sus palabras pudiera deducirse que el problema no está en la masculinidad de los horarios, sino en el hecho de que quien ocupe determinado puesto sea mujer y que por serlo tenga que compaginar trabajo con, ‘por decirlo de alguna manera’, labores domésticas. Y aun convencido de que Fernández Vara no lo es, eso tiene un tufo machista de aquí te espero, primo. 

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