El gallo de Morón. (Me recuerda a alguien...) |
Sin entrar en consideraciones
sintácticas u ortográficas, que serían suficientes para obviar la perorata
encendida de este presidente eventual y
aconsejarle que lea más, esta última frase es lo suficientemente expresiva,
ideológica y políticamente hablando, como para no hacerle ni puñetero caso,
porque no es que se le vea el plumero, es que lo enarbola con un descaro que
llega a la arrogancia. A mayor abundamiento cuando sabemos, según propia
confesión, que después de este cúmulo de irregularidades, trapicheos, bullas y
protestas, el tipo cogió su moto y llevó al juzgado esas actas tramposas y espurias
no para presentar una demanda por delito electoral contra quien o quienes
correspondiera, sino para legitimarlas con su firma al pie, cometiendo así la
cretinez de ser cómplice de aquello que denuncia. Y, por si eso fuera poco,
dando fe pública de ello, porque resulta que su testimonio, (y me encabrona
utilizar esta frase que odio especialmente), se ha hecho
viral en las redes. Vamos, primo, que esto se lo cuentas a Abundio y se
escacharra de la risa viendo como este portento se autoinculpa.
Al hilo de lo anterior, estas
elecciones, además de descubrir a personajes de la lucidez de Christian, han permitido desenmascarar el verdadero talante de aquellos que pretendían asaltar
el cielo y se han tenido que conformar
con dar un saltito al aire para quedarse donde estaban. Anda ahora el
cariacontecido líder buscando las razones de su descalabro, y no acaba de
aclararse. Ni sus monaguillos tampoco. De manera que han optado por preguntar a
los suyos por qué ha pasado lo que ha pasado, por qué se han quedado como el
gallo de Morón. Es una idea, cuando menos curiosa, preguntar a quienes te
votaron el porqué no lo hicieron los que votaron a otros. Pero no debería andar
con elucubraciones, que como siga así se le va a poner mustia la coleta. Y es
que con lo listo que parecía, al final va a resultar ser un zopenco de tomo y
lomo. Que no busque más porque él solito ha tenido la culpa. Él, su soberbia y
su bisoñez política. Porque, vamos a ver: ¿Cómo se le ocurrió a esta alma de
cántaro propagar a los cuatro vientos su adoración por Zapatero? ¿Cómo confesó
públicamente, sin el menor pudor, que mantenía fluida relación con semejante suricato? ¿Cómo, incluso, reconoció que sus consejos le eran de gran ayuda? Pues ahí tiene los resultados de tamaña insensatez y dolorosa constancia del poder destructor del jettatore leonés. Y ahora, este verano, a rumiar desconsuelos contando nubes con él, pardillo.
públicamente, sin el menor pudor, que mantenía fluida relación con semejante suricato? ¿Cómo, incluso, reconoció que sus consejos le eran de gran ayuda? Pues ahí tiene los resultados de tamaña insensatez y dolorosa constancia del poder destructor del jettatore leonés. Y ahora, este verano, a rumiar desconsuelos contando nubes con él, pardillo.
Y mientras él rumia, yo descanso.
Porque mi maestro Tomás Martín Tamayo
lo hace también. ¿Y qué pinta un alumno sin maestro, digo yo? Pues eso, hasta
el 3 de setiembre. A ver si para entonces ya tenemos gobierno en firme al que
poder criticar como se merezca, joé.
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