Donde quiera que vayas
iré detrás de ti.
Desde que te conozco
seguirte
es lo que he sido.
No sé hacer otra cosa.
Incluso cuando tú
me imaginabas lejos,
perdido, indiferente,
besaba yo tus pasos
y olía los recovecos
de mi ausencia sin ti.
Qué hacer, amor,
entonces,
si de pronto te alejas
irremisiblemente,
sino buscar sumiso
tus caricias
como si fuera un perro
enamorado.
Y si te encuentro plácida,
dormida como un pájaro
que sueña,
entregado a tu sueño
me acostaré a tus pies.
Para esperar callado,
contigo,
a que despiertes.
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