Esta misma semana, en el curso de
una investigación abierta por la Fiscalía de París, han sido detenidas en
Francia seis personas acusadas de estar perpetrando una «acción violenta»
contra el presidente Emmanuel Macron.
Uno de los detenidos, Jean-Pierre B.,
pertenece a un grupo de la extrema derecha radical, los «Barjols», que fue el
nombre dado a los legionarios franceses que llegaron a Malí. Poco antes de
dimitir, el ministro del Interior, Gérard Collomb, advirtió: «Estamos asistiendo a la radicalización de una extrema
derecha violenta, de tendencia ‘survivalista’ (del inglés “survivalist”: ‘persona
que se prepara para el colapso social’), que denuncia la legitimidad de
nuestras instituciones democráticas y se dice capaz de combatirlas a través de
acciones violentas. Existe un núcleo duro de 1.500 a 2.000 individuos, en
diversos grupúsculos, capaces de pasar a la acción, amenazante.» Estos grupos,
en principio no relacionados entre sí, serían, fundamentalmente, tres: Los
citados Barjols, la nueva OAS y la AFO (Asociación de Fuerzas
Operativas), que tienen en común una ideología contraria al multiculturalismo y
la inmigración, violentos y dispuestos a emplear las armas contra unos poderes
públicos que «no reaccionan» para evitar la «decadencia» de Francia. A este
respecto, Jean-Yves Camus, director
del Observatorio de los Radicalismos Políticos, ha precisado: «Se
trata de grupúsculos que rechazan el sistema democrático y preconizan la acción
directa... Se trata de personas que consideran que el Estado está “fallando”
poniendo a Francia al borde de la “guerra civil”... dispuestos a atacar a los
más altos representantes del Estado.» La Justicia y las Fuerzas de Seguridad
los tienen bajo su lupa, habiendo cerrado sus páginas web y detenido a varios
de sus integrantes. En cualquier caso, visto lo visto creo que estos seis
últimos «Barjols» y sus intenciones criminales son, sin duda, la punta de un
iceberg terrorista sólido y medianamente organizado más que preocupante.
Hasta aquí el atentado frustrado
contra Macron cuando esta semana y casi sin solución de continuidad me entero, de
entrada en exclusiva a través del diario digital Público, de que en esta España
de nuestras entretelas también había sido desbaratado un plan para asesinar a
Pedro Sánchez. El titular en el que se daba cuenta del asunto me resultó
sobrecogedor hasta el punto de hacerme recordar al Chacal de Frederick Forsyth: «Los
Mossos capturan a un francotirador 'lobo solitario' que quería matar a Pedro
Sánchez». La lectura de la entradilla aumentó mi angustia: «Manuel Murillo
Sánchez... planeaba atentar contra el presidente como venganza por la orden de
exhumación de los restos de Franco y fue detenido en su domicilio de Terrassa,
donde tenía un arsenal de 16 armas de fuego, incluidos rifles de alta precisión
y un subfusil de asalto. Decía estar dispuesto a "sacrificarse por
España".» Para, después, pasar a describirlo como un franquista hijo de
franquista, experto en armas, tirador sobresaliente campeón en el club de tiro
donde entrena, con «la voluntad, la preparación, el armamento y el fanatismo
suficientes para dar en el blanco: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.»
El tener licencia de armas por su trabajo de vigilante de seguridad y carecer
de antecedentes policiales lo hacía indetectable para la policía, circunstancia
que le convertía en un perfecto ‘lobo solitario’, un ladino e infalible
francotirador frío e implacable que podría moverse con total libertad para
llevar a cabo su malévolo plan. Y me acordé de Clint Eastwood y el SEAL Chris Kyle.
(Fuente: telecinco.es) |
Pero sigo mi lectura y, de pronto, me acuerdo de José Luis Cuerda.
Es cuando me entero de que este presunto chacal hispano, implacable y certero,
fanático y asesino, experto y profesional, busca en las redes sociales y en WhastApp cómplices que le
den apoyo logístico para saber la agenda del presidente y así poder matarlo,
porque él no sabe manejarse en Internet. Un primer paso de la angustia a la
chufla. Después me entero de que quien lo denuncia ante los Mossos es una
militante de Vox. Un segundo paso, de la chufla al recochineo. Después que el
tipo fue detenido el ¡19 de setiembre! y enviado a prisión el 21. Un tercer
paso de la chufla con recochineo a un sarcasmo expectante. Acto seguido veo en
TV al director del club de tiro del presunto peligro público diciendo que es un
tirador mediocre, de cuarta categoría, o sea, digo yo, incapaz de dar a un
burro (mejorando lo presente y sin ganas de ofender) a treinta metros. Un
cuarto paso de cabeza al pozo del asombro. Y después me pregunto, dando un
quinto paso ‘rumbo a lo desconocido’, por qué la discreción que pidió Moncloa
sobre el particular ha durado 50 días, que son los que han pasado desde el
aborto de lo que podía haber sido y enterarnos de que no fue. Pero, ¿qué
astracanada es esta, Mare de Deu dels Desamparats?
(Fuente: elperiodico.com) |
En fin, no dudo, o sí, de que este tipo tuviera «la voluntad, el
armamento y el fanatismo suficientes para (intentar) dar en el blanco», pero
¿la preparación?... Tararí que te vi. Tengo yo más que él, que fui tirador de
1ª en la mili con el Cetme y con el mosquetón Mauser español y además me manejo
en las redes medianamente bien. ¿Un lobo solitario este payo? Sí, y un jamón
con chorreras también: Un bobo solitario y va que arde, primo. Y si no, al
tiempo.
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