Como a la fuerza ahorcan, dado el
revuelo de críticas negativas que ha suscitado el nuevo video promocional de la
campaña del PP extremeño para las próximas autonómicas, y aun a sabiendas de
que supondría un retroceso en mi recuperación, me he sentido obligado a verlo.
Esto, a pesar de los consejos médicos que me instaban a no hacerlo por mor de
la merma que, para mi equilibrio emocional, había supuesto el que complementaba
al “libro blanco-limited edition” con que se inició el tormento
propagandístico. Aún andaba, como digo, con ataques de ansiedad nocturna por
las imágenes, tan vívidas en mis pesadillas, de un makoi fosforito y embaucador
que, con aviesas intenciones alienantes, corría tras de mí entre encinas y
alcornoques, cuando me doy de bruces con esta primera entrega de una serie que,
si alguien sensato no lo remedia, va a continuar. El asalto antiestético se
produce en una nueva ventana, abierta desde la idea matriz de “Hacemos”,
leitmotiv facilón de toda la campaña, con el nombre de “Hacemos followers”.
Curro Acho, andaluz, y Paco Quillo, extremeño,
son los personajes tópicos y antipáticos que dan vida al engendro en
forma de unos dibujos animados de una calidad deplorable. Y los 3 minutos
interminables que dura el bodrio destilan tal pringue cateta y mugrosa que tuve
que verlos y escucharlos en pequeñas ‘diócesis’, que decía el otro, más que
nada por no iniciar un camino sin retorno hacia la catalepsia. Sin embargo,
según me cuentan, el director político de la campaña, Fernando Manzano, a la
sazón presidente de la Asamblea y, por tal, primo de su chófer, y, como es de
cajón, director de la recién creada “División de entretenimiento de la campaña
del presidente Monago”, -chúpate esa, boquita de fresa-, está eufórico y
alborozado con la parida, de la misma altura intelectual, ya ven, que su
satisfecho progenitor. Y de aquí a mayo, a pasar los ‘quirios’.
Pero como no hay dos sin tres y a
perro flaco todo son pulgas, lo peor estaba por venir. Y es que siguiendo los
impulsos de intrépido articulista que a veces me pierden, tuve la torpe osadía
de sumergirme en la página Web “2sures”, que no solo albergaba el pestoso corto
de marras, con una estereotipada semblanza de sus protagonistas, sino dos
documentos, Manifiesto sureño y Decálogo 2 sures, que demuestran que la
idiotez es una condición del ser humano que carece de límites. Son cuatro
folios cuajados de faltas de ortografía (empezando por “sures”, siendo ‘sur’
palabra que no admite plural) y redactados por alguien, ¿Manzano tal vez?, que debe pensar que la sintaxis es no
encontrar taxis libres. No recuerdo en mi larga vida lectora haberme encontrado
con textos tan pretenciosos y, a la vez, tan ramplones, torpes, desmañados y
ridículos como estos, valga el exceso de adjetivos.
El ‘Decálogo’ empieza de traca, "We
love Extremadura. We love Andalucía", y acaba de pasmo, con una cita sobre el
libre albedrío extraída de la película Amanece que no es poco, que maldita la
gracia que le habrá hecho a José Luis Cuerda el ver a qué manos manipuladoras y
a qué contexto cochambroso ha ido a parar su obra maestra. En medio, ocho
memeces vergonzosas del tipo “la política sin humor es como una gamba sin
paella” o “somos futboleros y amantes de los saraos”... En fin, una ristra de
ocurrencias patosas a cual más delirante y zopenca, capaz de inducir al
suicidio al mismísimo dios Momo. Y el ‘Manifiesto’, donde trata de exponerse la
idiosincrasia del “hacedor sureño”, es un compendio de imbecilidades cuya
lectura, si se hace sin las debidas precauciones, podría llevar al lector a un
estado de postración depresiva severa o, por el contrario, a una crisis
psicótica aguda en la que, poseído por la insania, perpetrar los crímenes más
impensables. En este bodrio abominable nos enteramos de que la risa “es la
llama sagrada que se enciende con la chispa del ingenio y prende con la mecha
de la camaradería fraterna”. Y de que, “los de Hacemos decimos ‘acho-acho-acho’
y tenemos una medida exacta de distancia recorrida a una velocidad
progresivamente creciente hacia una superficie compacta. Repetimos
‘quillo-quillo-quillo’ y es una medida universal de aproximación fronto-lateral
de un/a congénere sensacional. Y ya se sabe que en el Sur se seduce más y/o
mejor. Y si no es cierto, bien rimado está”. Pero, por Dios bendito, ¿se podrá
estar más tonto? Y no contentos con estas chorradas y otras similares, nos
informan de que “los que ya Hacemos para que otros hagan, le declaramos la
guerra a los Cuatro jinetes del Apocalipsis del Humor: lo verosímil, lo lógico,
lo sensato y lo razonable. A cual más sieso”.
No entrar sin la debida prevención psicológica.
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