jueves, 28 de agosto de 2008

LOS GIRASOLES CIEGOS

Hoy he vuelto a comprar este libro de Alberto Méndez. El que tenía lo presté. O sea, lo perdí. Torpezas de la edad. Y lo he vuelto a comprar porque, si mañana estrenan en Badajoz la película que sobre la última historia de éste ha hecho José Luis Cuerda, iré a verla. No sin antes revivir (¿reeditar?) el escalofrío que me produjo su lectura.

En esta última edición, Anagrama destroza la portada con un fotograma o el cartel o qué sé yo qué de la película: Maribel Verdú, Javier Cámara y un niño repipi con caras de circunstancia y con la figura difuminada, al fondo, del diácono acorralado. No había necesidad de ser tan pedestres. Tan torpes. Tan interesados. Me parece un aprovechamiento cutre de la publicidad que el estreno de esta cinta está teniendo. Y una anticipación innecesaria. ¿A qué poner caras de antemano a personajes que no la tienen definida, que son sólo emoción y sentimiento y angustia?. Todos colocaditos como en una telenovela venezolana. Habría que decir que una imagen, como ésta, destroza mil palabras. Teniendo en cuenta que es la edición 21ª, no había ninguna necesidad de perpetrar semejante tropelía, ninguna necesidad de destrozar el misterio de la literatura. Mal empezamos. ¡Lástima! ¡Cuánto lo siento, Ricardo Mazo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leí el libro hace algún tiempo y me gustó mucho.Quiero ver la película de Cuerda.
No he visto la nueva portada del libro,pero si es como tú dices,la hemos fastidiado.

Anónimo dijo...

Reconozco que no lo he leído, y dudo que lo haga, debido a mis prejuicios acerca de esta literatura, siempre sesgada, de buenos y malos.
Probablemente me pierda algo bueno, pero...