He estado unos días en Mataslacañas con Ángel Sánchez Pascual y en Conil con Manuel Pecellín y Juan José Poblador. Todos con sus respectivas. Estupenda temperatura, magníficos atardeceres, el mar, los paseos y largas conversaciones con estos buenos amigos alrededor de una botella de vino, un pescado de postín y una carne argentina de rechupete. Qué más se puede pedir.
A mayor abundamiento, en Conil, ni rastro del poetastro pelusero. No hubo, por tanto, necesidad de esquivar babas. El lenitivo, aunque breve, no ha podido ser más terapéutico.
domingo, 31 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Me alegro mucho de que hayas estado tan a gustito(como decía el otro con tus buenos amigos.
¿ni rastro del poetastro pelusero?
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