Suena el tiempo. Hay arrullo de intentos detrás las palabras. Pasan los días que, inevitablemente, se vuelven años y uno va como puede aguantando la carencia, caminando hacia el no, consciente de que el avance es retroceso en la esfera del reló. Digo en el tiempo que vive o duerme en lo inexorable de los pasos. La vida es tan cobarde que al compás de la artrosis va cavando trincheras, va separando sueños, invita a la distancia, predispone al olvido. Y hay que combatir esta inercia, recuperar la duda, asumir la ignorancia. Porque asumiendo lo que ignoras, esa sabelotodo que intenta aflojarte dejándose querer, nunca podrá ganarte. Y das a la añoranza atisbos de futuro. Desconcierto de caminante quieto. Trucos de ilusionista en esta feria impuesta por la física y la biología.
Hoy el cielo está gris. El viento derrama suavemente su melancolía sobre las ramas de la morera, oculto tótem de mis desvaríos. Ha llovido y el campo huele ausente, tiene un algo de insomne desquiciado. Y yo vengo a escribir, apenas estas líneas, como un asombro que la vida orilla. Me arrebata, de pronto, la nostalgia. Florecen los recuerdos como lágrimas Soy un juncal, herido de futuro, en medio de esta mañana de mayo que se ignora a sí misma.
Seguiremos ajustando cuentas con la vida. Pero nada de agobios innecesarios. Conservo las ilusiones, la ternura, la duda permanente, mi libertad, la sangre crítica, el amor con y sin nombre, la iconoclasia, el escepticismo..... Y hablo con mis hijos para aprender: Así el tiempo es mío.
lunes, 26 de mayo de 2008
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4 comentarios:
Me ha gustado mucho.Lo he leído varias veces.
yo también lo he leido varias veces y no me he enterado de nada. Aún así, muy bonito
Gracias Jaime, eres la hostia. No has perdido intensidad. Sigue.
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