Mi niña de ojos llorosos,
te miro cada mañana
apenas despunta el día,
¡qué tristeza no saber
qué miras tú, niña mía!
Me miras desde la ausencia
en un repetido encuentro
apenas despunta el día,
yo sé que te estoy mirando
¿qué miras tú, vida mía?
Se ilumina mi mañana
sabiendo que estás ahí
apenas despunta el día:
constancia de amor callado
la de tu fotografía,
dolor de saberte lejos
desde que despunta el día.
6 comentarios:
Nada más sencillo y a la vez más sublime que expresa la "debilidad" de un padre poeta:su hija poeamada.
Precioso Jaime.
Un abrazo.
No digo tres ni cuatro digo,
no hay turnos que acaben con estas putas plañideras fiestas venideras.
Aunque hace tiempo que no escribo,he seguido tus comentarios.
Este dedicado a tu hija me ha gustado mucho.Tu hija muy guapa.
Te deseo felices fiestas y un estupéndo año nuevo.
Un abrazo,Jaime
Me ha gustado leerte.
Los sentimientos que albergas hacia tu hija son los mismos que mi madre siente por mi cada vez que me marcho de la mancha a tierras granadinas.
Supongo que será normal, pero aun asi tardé en comprenderla...
Es lo que conlleva representar el papel de madre y por supuesto, el de hija.
Un beso
Siento sana envidia, si es que ésta puede ser sana, de los médicos capaces de hurgar en nuestras tripas para salvarnos la vida. Siento tristeza de no saber expresar mis sentimientos con la naturalidad que tú lo haces.
Espero que escribas en el blog con más frecuencia para poder utilizar tus palabras. Como dijo el cartero de Pablo Neruda: "la poesía no es de quien la escribe, es de quien la necesita".
http://maheko-ogi.blogspot.com/
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