Nº 5
No sé si la melancolía siempre es la misma,
o cambia de disfraz según los años
para adaptarse al tiempo que le toca vivir,
a los silencios de la tarde distinta. Ignoro
si el recuerdo es el presente. La luz me desorienta.
No sé si vivirá algún cromosoma que obligue al desencanto.
Pregunto a este imposible cada noche
mientras espero al sueño, al ansia de dormir
entre fantasmas que no duelan, a respirar
mientras la luna es vida que transita.
Duda de estar viviendo
por no morir en el contradictorio absurdo de estar vivo.
Despierto creyendo que es posible imaginar que el sol
no sea una ausencia. Desconozco
mi edad. No sé, si niño, me cojo de la mano
y me incorporo y me beso
con besos que son nunca.
Trastabillo mientras la habitación me reconoce.
Después, viene el amor a descubrirse en el embozo del sueño,
en los ojos callados,
en la puerta entreabierta, en la postura
que es pura indefensión.
Salgo a ser
para estar. Me identifico, apenas, delante del espejo
mientras mi niño, atrás, queda nublado en él
sin aceptar los ojos que son suyos.
Cotidiano y confuso esquivo su mirada
¡vida mía!:
instante repetido de este inútil proyecto de pasado.
miércoles, 14 de octubre de 2009
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3 comentarios:
Jaime cómo se trasluce en todos tus versos,una suave y a la vez profunda melancolía por tu tiempo vivido y por la niñez...
Muy hermoso ,como siempre.
¡Ay,"llermano",siempre me conmueves!
Besos.
Como dije el otro día,en el comentario al Palíndromo nº4,me vuelvo a repetir ante el Palíndromo nº5 es:emocionante,hondo,bellísimo.
Saludos
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