Nº 4
Al despertar agoto la alegría. Sé que estoy
porque me reconozco en el preciso instante en que me miro.
Después, la vida, anda por sus caminos indecisos
burlando la rutina. Juguete nuevo siempre,
recovecos del alma que te empujan.
Sentir es el milagro
que se repite, terco, con la casa callada.
Elocuente principio que respira al compás
de los sueños, del amor escondido entre las sábanas.
Busco la risa mientras bebo café en el espejo turbio
de un silencio que es vida derramada. Compás de una ternura
milimétrica que vuela y amanece. Rendición de la noche.
Salgo a vivir sabiendo que la vida me pesa,
que al final de las luces, los recuerdos
serán mi corazón. Inútiles suspiros, imposibles
de vivos y de muertos. Vengo a vivir
(es todo lo que tengo) sabiendo que la tarde
vendrá siempre a encontrarme tan huérfano y perdido,
tan harto de nostalgias,
tan absurdo,
que añoraré, sonámbulo, despertar otra vez
cargado de esperanza.
Melancolizo, triste, las ausencias.
Siempre las penas se vuelven en mi contra
para encontrar refugio. Lo asumo, resignado,
igual que he asimilado mi sordera.
4 comentarios:
Hola Jaime!.Como siempre, estoy al quite,esperando tu faena.Merece la pena, como siempre.
Me ha encantado "melancolizo".
Un saludo.
Hermoso y triste el Palíndromo nº4.
Me ha gustado mucho.
Besos.
Emocionante,hondo,bellísimo.
Amigo mío,consigues emocionarme.
Un abrazo.
¡Precioso, Jaime, me ha encantado!.
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