viernes, 5 de septiembre de 2008
VIDA DE PERROS
Empiezan a aparecer a finales de verano, principios de otoño, como fantasmas ausentes. Delgados, perdidos, renqueantes, arrastran su desamparo por las calles, por las carreteras, sin comprender nada. Galgos que ya no sirven a sus dueños, quizás por viejos, porque no rinden lo que su egoísmo pide, porque ya no compensan, no son rentables y son abandonados a su suerte, mala, perra. Triste final para estos animales que olvidaron su nombre porque nadie les llama. El destino está escrito en sus ojos tristísimos. A lo peor acabarán en alguna Perrera Municipal, campo de exterminio bendecido a hisopazos de indignidad, sordidez a la medida del incivismo civilizado. A la mejor, reventados en una cuneta, partidos por la mitad, con las tripas fuera, muerte quizás buscada adrede en un último atisbo de lucidez. O, como este infeliz, acurrucados, rendidos y esperando a que la muerte venga. Son fieles a su cita con mi rabia y alimentan mi odio por sus dueños hipócritas, babosos indignados cuando alguien les critica su podredumbre, su miseria, su infinita crueldad. ¡Malditos cabrones!
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9 comentarios:
Los animales, como los niños, son más débiles y dependientes y solo por esto, quien les hace sufrir, merecería un castigo ejemplarizante. Estos pobrecitos galgos, que no se pueden defender de la extrema maldad de las "personas" a los que ellos seguían fielmente, son la imagen de la cruda realidad, de una sociedad egoísta, que no duda en deshacerse de lo que ya no le sirve y le empieza a resultar incómodo. Estos seres no se paran a pensar en los momentos que esos animales les han brindado altruístamente, porque solo les ven como objetos que ya resultan inútiles. Ojalá, allá donde vayan tras su muerte, puedan tener una vida menos "perra".
...Uno tiene anotado en España el caso de los galgos (príncipe de los perros, príncipe de elegancia, peluche y fidelidad), que aquí criamos a palos y hambre, para que corra y cace, y luego lo colgamos o ahorcamos de un árbol, cuando ya no vale, para que muera y se lo coman otros perros.
Francisco Umbral
¡Qué penita¡
si abandonan a niños recien nacidos en el cubo de la basura,si dejan a los ancianos en las gasolineras,porque son un "estorbo",y la familia continúa con su viaje de vacaciones... ¿qué importan los perros?
Y la "fiesta" de los toros... ¿qué?
La verdad es que la "fiesta" de los toros a mi tampoco me gusta. Creo que hacerle sufrir al animal de esa manera, es inhumano, lo que pasa es que el artículo de Jaime, en esta ocasión, iba destinado a los galgos. En cualquier caso, yo erradicaría las corridas de toros que también me parecen tremendamente crueles.
Ya, si lo digo porque seguro que muchos de los que aquí escriben en contra de la barbaridad que sufren los pobres galgos, seguro que defienden y estan a favor de la barbaridad que sufren los pobres toros.
Y a fin de cuentas, ¿cual es la diferencia entre un maltrato y otro? Pues que a uno se le llama "Fiesta nacional" y al otro no.
Te felicito por este blog Jaime.
El trato a los animales, no es más que otra manera de manifestación de nuestro escaso civismo. En otros países de Europa, como Alemania, Austria u Holanda, raro será ver tantos animales tirados en las calles o maltratados como estamos habituados a verlos aquí.
Claro está que raro es también ver parques llenos de botellas de whisky vasos de plástico, basura en general,
o ver el mobiliario público destrozado,
o las zonas comunes arrasadas,
o las fachadas llenas de pintadas de mal gusto,
y ... etc etc etc
No somos un país moderno por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario, o nos digan nuestra economía juega en la champion "li".
Bueno, Juan, tampoco es para eso...
En tal caso, deberías decir que no somos un mundo moderno... ¿no?
O, ¿es el caso de nuestro país algo excepcional en cuanto a falta de civismo se refiere?
Y yo sigo con lo mío.. ¿cuántos de los que aquí se han pronunciado son defensores de la salvajada nacional?
Juan:
Holanda tiene uno de los índices más altos en cuanto a destrozos en mobiliario urbano.
Simplemente un dato para reflexionar
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