La vanidad es yuyo malo / que
envenena toda huerta, / es preciso estar alerta / manejando el azadón, / pero
no falta el varón / que lo siembra hasta en su puerta. Esto decía Atahualpa
Yupanqui en sus Coplas del payador perseguido, un relato por milonga hermoso,
definitivo, todo un compendio de filosofía y de enseñanza. Mejor hubiera sido
que Monago empezara su discurso de fin de año con esta cita, siguiendo tan
sabio consejo a lo largo de su desarrollo, en vez de torturarnos con el
panegírico empachoso que nos arreó de manera inmisericorde. Envarado (valga el
adjetivo) e inexpresivo, rodeado de cubas de “Habla del silencio” (¡qué
sarcasmo!), despreció al juglar argentino, con lo bien que le hubiera venido
para templar su ego, y comenzó con una cita de Woody Allen que presumí un guiño
de autoafirmación que no presagiaba nada bueno. Y se cumplieron los augurios,
porque la homilía fue una serie algo inconexa de autobombo superlativo y de
promesas volátiles, trufada de sentencias en las que una pretendida altura
lírica se ahogaba en una ramplonería de tópicos y frases manidas recubiertas
con la misma pátina de amaneramiento vacuo a que nos tiene acostumbrado Paulo
Coelho, por poner otro ejemplo populista. Hubo momentos, escuchándolo, en los
que creí haber sido transportado a una dimensión desconocida donde levitábamos
entre las nubes acogedoras de una Arcadia feliz, idílica y despreocupada. Sólo
la mermeladina empalagosa de alguna sinsorga, o el chirrido estridente de ese
constante ‘esdrujuleo’ en la dicción a que nos tiene acostumbrado el personaje
cuando se pone trascendente, lograba hacerme bajar del embeleso bucólico con
el que pretendía sofronizarnos con ayuda de una luz y un escenario ad hoc.
Cuando terminó, con un alarde políglota absurdo, cateto y fuera de lugar, tuve
el pálpito de haber asistido a un ejercicio de entusiasmo ególatra más que al
discurso de fin de año de un dirigente político. Quedé estupefacto, atónito,
boquiabierto, no porque me hubiera decepcionado, que sólo puede decepcionarte
alguien en quien confíes, sino
desbordado por la desmesura ilusoria y falaz de la soflama.
Nunca pensé que Monago saliera a la
palestra, flagelo en mano, con la intención de mortificarse ante todos por sus
errores o sus incumplimientos, pero albergaba una ligera esperanza de que lo
haría con una balanza que, aunque trucada como es habitual en nuestra clase
política, pusiera en uno de sus platillos siquiera un adarme de autocrítica,
que al fin y al cabo es lo que se espera de un discurso de este tipo, que sea un
resumen de la actividad gestora llevada a cabo por el dirigente que corresponda
a lo largo del año que se va. Con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y
sus errores, aún enfatizando unos y minimizando otros. Pero es que lo que se
nos ofreció la otra noche no fue un diagnóstico de la situación, sino una
retahíla de medias verdades absolutamente desproporcionada y cargante a más no
poder. “Extremadura lidera hoy en España el crecimiento económico y la creación
de empleo... somos la región en la que más ha aumentado la ocupación en el
último año y la segunda en la que más ha aumentado la confianza empresarial...
nos forjamos como una región emergente... somos una de las regiones en que más
ha crecido los ingresos tributarios... el turismo ha batido récords... hay
menos parados que en la legislatura anterior... llevamos quince meses
consecutivos bajando el paro juvenil a través de un sistema pionero en
España... tenemos 2.000 autónomos más que hace un año... más de 7.000 familias
reciben la Renta Básica...” Cifras y afirmaciones todas ellas opinables y
algunas en el filo entre la media verdad y la mentira. Pero aún asumiéndolas,
habría que replicarle para nivelar la balanza: ¿Cuántos parados menos hay
registrados porque se han cansado de apuntarse en listas inútiles y
desesperantes? ¿En qué proporción influye la emigración de nuestros jóvenes en
la bajada de su cifra de desempleo? ¿Cuántas familias extremeñas se encuentran
por debajo del umbral de la pobreza?,
¿cuántas con todos sus miembros desempleados?, ¿cuántas de éstas sin
recibir ingresos conocidos? ¿Cuánto ha aumentado la cifra de los que acuden a
comedores sociales, al Banco de Alimentos, a Cáritas? Si 7.000 hogares reciben
la Renta Básica, ¿cuántos miles la esperan todavía? ¿Ha aumentado o ha disminuido
el número de profesores en la educación pública?, ¿y el de profesionales en la
Sanidad? ¿Cuántas pequeñas y medianas empresas han cerrado en estos cuatro
años? En algún momento dijo que su Gobierno tiene alma y corazón. Sólo le faltó
decir que también tiene vida, y que entonces aparecieran Los Panchos entre los
toneles cantando el famoso bolero, mientras público y séquito, con Bea Mae a la
cabeza, sacaran las bengalitas y, brazos en alto y acompasando el pendular de
sus cuerpos, acompañaran al prócer en un fin de fiesta milonguero y total.
Cuentan que Bela Lugosi, el mítico
intérprete del Drácula de la Universal, se obsesionó tanto con su personaje que
fue poseído patológicamente por él hasta el extremo de que dormía en un
ataúd y vestía a diario con la
vestimenta del vampiro, capa incluida. Viendo la evolución de Monago desde la
campaña electoral, donde ya apuntaba maneras, hasta hoy, pienso si no habrá
sido presa de un síndrome similar al del actor, y la ilusión de las candilejas
le impida ver la realidad que le rodea. Que el personaje (verso suelto, barón
rojo, adalid providencial, líder carismático, paradigma de político diferente y
libre) haya fagocitado a la persona hasta menoscabar su capacidad de discernir.
Y un detalle añadido confirma mis sospechas. El marco donde grabó su ensueño,
“Bodegas Habla” de Trujillo, no ha mucho, sacó una oferta de empleo para
licenciados en Enología “preferentemente por las Universidades de La Rioja o de
Tarragona-Rovira i Virgili”. En la Universidad de Extremadura se imparte el
grado de Enología, pero parece que para estos bodegueros es inferior a otros. Y
también para el Presidente, visto lo visto. Así se hace región y a esto se le
llama predicar con el ejemplo. Pues eso, que venga Dios y lo vea y Monago se lo
premie.
3 comentarios:
Preciso artículo. Yo sentía vergüenza ajena cuando me cruzaba con sus intervenciones. Ya no las soporto. Este personaje parece abducido, vaporoso, extraviado en lo inconcreto. A mi, como extremeño, me afecta la degradación de la seriedad y altura de miras que se le debe suponer al primer representante de esta tierra.
Gracias de nuevo por su publicación.
Muy bueno su artículo,Sr.Buiza.
Parece que este comentario no ha levantado "ampollas"porque no critica usted a Podemos.
Un artículo muy bueno,ojala más escritores tuvieran la valentía de escribir como usted pero, me temo mucho, que les sacan más rendimiento a la adulación y al peloteo.
Ha dado en el clavo,la verdad pura y dura de un personaje que careciendo de recursos y de mensajes propios y para tener confianza en si mismo,necesita del autobombo y la prepotencia.Todo este cóctel da por resultado una intervención plagada de fatuidad e irrealidad.
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