jueves, 7 de julio de 2022

 

PALÍNDROMO 08.

Ausentes

 

Quizá volcar la luz en los recuerdos, ser otra vez callado siendo otro,

sea una forma sutil de resistir,

de volver a vivir en la carencia de aquello que ya fue

y andar con pasos quedos sobre huellas que otros pasos, los míos,

dejaron en un tiempo ya imposible.

Al fin, adormecerme en el embrujo de querer transmutar lo que yo he sido

transitando silencios que nunca serán más

que un deambular de sueños de sonámbulo.

 

Qué afán de zascandilear por las quimeras,

de aliviar situaciones

que son irrenunciables porque fueron y son y siguen siendo.

Qué empeño en no aceptar que soy por lo que fui. Que estoy donde ahora estoy porque ya estuve,

de anidar, inconsciente, en el ensueño de pretender gozar con la tristeza hermosa, despiadada,

que se acurruca, terca, en los pliegues sin luz de la nostalgia.

 

A fin de cuentas, digo,

que acaso andar a oscuras y asombrado, añorando el despojo de la pérdida,

sea una forma perversa de implorar el amargo perdón de los ausentes;

de ocultar, sin hacerlo,

el terror insufrible que me inspira el hecho fortuito de estar vivo.

 

viernes, 25 de junio de 2021

PALÍNDROMOS

 IX.

Por momentos la noche se transforma

en una larga tarde prolongada

que, acaso, no quisiera

empezar a ser noche, y se resiste

a dejarse invadir por el silencio.

Y el cielo, para ella, es el refugio

de un sinfín de preguntas que titilan

indescifrables, torpes,

resignadas a no tener jamás

respuesta alguna.

Flores de luz marchita

descolocadas, híbridas,

que ignoran lo que son

mientras intuyen

lo que no serán nunca.

 

Por momentos la tarde se transforma

en aquello que nunca supo ser.

Y anda perdida en pálpitos ausentes

que la descorazonan,

hundiéndose en silencios

que nunca fueron suyos.

 

Es entonces cuando se acerca, asustadiza,

y me mira a los ojos y me implora,

llorosa, compungida,

que la ayude a que vuelva a ser lo que fue siempre.

Me pregunta, angustiada, por qué el silencio es pérdida,

por qué la luz es otra,

por qué la oscuridad es tan oscura,

por qué el tiempo es cruel.

Y yo soy incapaz de responderle.

Tan sólo sé llorar mientras la escucho.

Y ella me mira, absorta en mi ceguera,

desolada,

ausente de sí misma,

sin entender lo absurdo de sus ojos.

 

Súbitamente calla, y huye a esconderse

triste entre mis manos,

tímida, precavida:

Me abandona, callada, para dejarme ser

sin su presencia.

 

La siento respirar entre mis dedos.

 

Y me acobardo.

 

Y no le digo nada.

 

Y, sin embargo,

escucho cómo sus lágrimas,

que son las mismas mías,

recorren, dulcemente, la soledad de siempre,

lo imposible del aire de mis sueños,

las pérdidas de mí.


jueves, 15 de abril de 2021

DEL ABRIL CRUEL (2)

 Este poema se publicó en mi libro Tarde de siempre, en 1980. 5 años después, un día como el de hoy, 15 de abril, murió mi madre. Desde entonces me persigue la duda de que escribirlo no fuera un presagio del dolor que abril me reservaba.


TARDE TRISTE DE ABRIL
 
                                                       Para mis padres.
 
Está lloviendo abril en mi ventana.
Anda la luz perdida no sé dónde,
no sé por cuál amarga coordenada.
 
Hay un desasosiego que me llama
con nombre y apellido. Es una pena
que no se cura a fuerza de palabras.
 
Hay como una tristeza a la deriva
por entre el mar nublado de mi casa.
 
Se escucha un grito sordo en cada lágrima.
 
Se está yendo la tarde pena abajo
como un arriero pobre.
                                             No se oye
la música de amor de las miradas.
 
Supura un triste humor mi mesa llaga
por esta inconsistencia que no pasa.
 
Libera un llanto seco mi garganta.
 

Está anidando abril en mi ventana.


 

DEL ABRIL CRUEL (1)

 

Abril es el mes más cruel, engendra

lilas de la tierra muerta, mezcla

memoria y deseo con lluvia de primavera,

sacude raíces soñolientas.

Calor nos dio el invierno, cubriendo

la tierra con el olvido de la nieve, nutriendo

una pequeña vida con tubérculos secos.

       (T.S.Eliot)

miércoles, 3 de marzo de 2021

PALÍNDROMOS

  8.

 

Quizá volcar la luz en los recuerdos, ser otra vez callado siendo otro,

sea una forma sutil de resistir,

de volver a vivir en la carencia de aquello que ya fue

y andar con pasos quedos sobre huellas que otros pasos, los míos,

dejaron en un tiempo ya imposible.

Al fin, adormecerme en el embrujo de querer transmutar lo que yo he sido

transitando silencios que nunca serán más

que un deambular de sueños de sonámbulo.

 

Qué afán de zascandilear por las quimeras,

de aliviar situaciones

que son irrenunciables porque fueron y son y siguen siendo.

Qué empeño en no aceptar que soy por lo que fui. Que estoy donde ahora estoy porque ya estuve,

de anidar, inconsciente, en el ensueño de pretender gozar con la tristeza hermosa, despiadada,

que se acurruca, terca, en los pliegues sin luz de la nostalgia.

 

A fin de cuentas, digo,

que acaso andar a oscuras y asombrado, añorando el despojo de la pérdida,

sea una forma perversa de implorar el perdón de los ausentes;

de ocultar, sin hacerlo,

el terror insufrible que me inspira el hecho fortuito de estar vivo.