sábado, 12 de enero de 2019

LA CUADRATURA DEL CÍRCULO ANDALUZ


El asunto ha ido pareciéndose cada vez más a un culebrón por entregas. Bastante singular, por otra parte, porque de entrada hubo quien creyó destriparnos el argumento completo, digo, con «Las 100 medidas para una España Viva», pero después nos endilgó una segunda entrega, intitulada «Las 19 propuestas para una Andalucía Reconquistada», que es más de lo mismo reducido y adaptado a esa Comunidad Autónoma. Una especie de “remake” pero con una puesta en escena más cuajada, porque ya no era el soliloquio monocorde de un actor y guionista presuntuoso como el libreto primigenio sino que, en esta trama paralela a la principal, han entrado al retortero los verdaderos protagonistas dándole la réplica. En algún caso sólo en la esfera estrictamente teatral, bien es verdad, pero al menos llenan escenario político que es de lo que se trata, aunque el escenario que ocupan tenga unos límites tan rígidos que les haga estar como piojos en costura. Y ahí han andado pues, a codazo limpio (o sucio) tratando de encontrar hueco y oxígeno que respirar. Aunque me temo que el aire que comparten está tan contaminado, tan turbio, que la única solución digna que les quedaba a los nuevos personajes era salir de najas de esa encerrona y tratar de desintoxicarse con nuevas elecciones. A poco que se descuiden, me temo que acabarán asfixiándose sin remedio. Y haciendo, además, el más espantoso de los ridículos.

He oído y leído estos días a más de un opinador patrio parangonar la todavía incierta situación de gobierno en Andalucía con la que, a nivel nacional, nos ha propiciado Pedro Sánchez y su dependencia de los rodrigones nacionalistas y populacheros que apuntalan su sillón presidencial. Cierto es que, al estar ambos en minoría parlamentaria, tanto aquel lo es del Gobierno de  España como Juanma Moreno puede llegar a serlo del de Andalucía con los votos de una conjunción de partidos igual de oportunista, artificiosa e inconsistente, enjaretada única y exclusivamente para tumbar a un enemigo común: Rajoy y el PP en España; Susana Díaz y el PSOE en Andalucía. Pero no es menos cierto, sin embargo, que mientras el gobierno español (por más que el ideario abigarrado de su presidente lo haya difuminado) es monocromático, el andaluz, de llegar a formarse, será bicolor. Y, a mayor abundamiento, integrado por dos partidos (PP y Cs) cuya bolsa de votos coincide en un tanto por ciento más que estimable. Diferencias, creo, con más enjundia estratégica que la coincidencia táctica original.

Para tratar de salir de este atolladero han firmado y rubricado, como socios de gobierno, un acuerdo de 90 medidas que los obliga a ambos. Pero (¡ay, la aritmética parlamentaria!) como sólo con los votos de Cs el PP no llega a la mayoría absoluta que necesita para la investidura, y Cs huye de la cercanía del partido del Don Pelayo retroactivo y de su adjunto ‘boinaverde’ como de la bicha del pantano, el PP se ha visto obligado a firmar otro acuerdo similar con Vox, como aliados, para que le preste los suyos. Hay medidas en uno y otro que se solapan, con lo que no debería haber problema en llevarlas a cabo. Hay otras que aparecen en uno sí y en el otro no o a la viceversa, pero sin estorbarse en funciones u objetivos, con lo que ya veremos a ver qué pasa. Pero hay algunas, similares,  que aparecen en los dos y son incompatibles, de manera que una elimina a la otra. Y ahí es donde la puerca tuerce el rabo porque el partido despechado dirá que sus votos no serán nunca utilizados para aprobar una propuesta del otro que anula la suya. De modo que quien presida ese sin dios, si es que llega a presidirlo, o sea, Juanma Moreno, del PP, puede tener el primer obstáculo infranqueable para gobernar en la vicepresidencia de su propio equipo, ocupada por Cs. Y si se escapa de esa, otro igual de infranqueable le esperará en el Parlamento con la abstención o los votos en contra de Vox. La guasa esperpéntica está servida. Dos partidos incompatibles entre sí con dos acuerdos que en parte se excluyen el uno al otro, firmados con un tercer partido que pretende salir con bien de este laberinto mezclando agua con aceite. Pues eso, «difícil y complicado se presentaba el reinado de Witiza.»

Como la cuadratura del círculo es imposible incluso para los políticos españoles, por más muestras artísticas de malabarismo y  birlibirloque que nos hayan dado, terminando este artículo (tarde anochecida del jueves 10 de enero) ya saltó el primer gazapo: Vox exige, como acordaron, que haya una consejería solo de Familia ocupada por el PP, al tiempo que Cs reclama una de Políticas Sociales, Igualdad, Conciliación y Familias, como reza en el organigrama de gobierno ya pactado. Y los dos encaramados a un burro del que no piensan bajarse. Pues si al primer tapón zurrapa con la uva aún sin pisar, habrá que ver si el próximo miércoles, Juanma Moreno, es investido Presidente de la Junta de Andalucía en primera votación. Yo no sé lo que pensarás tú, pero yo lo dudo mucho, primo.



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