sábado, 10 de mayo de 2014

EL MUERTO VIVO

El pasado martes Guillermo Fernández Vara publicó una foto en su cuenta de twitter en la que posaba como sin querer ante un tocho de folios, su mano derecha sobre la frente sujetando un bolígrafo, con cara de concentración, aplicadito y serio. El pie de foto era escueto aunque contundente: “Hoy toca preparar el debate sobre el estado de la región”. No sé de quién sería la idea, ni con qué intenciones, aunque me figuro que se haría con el propósito de que la ciudadanía extremeña, al menos la usuaria de redes sociales, adquiriera conciencia de que el jefe de la oposición trabaja como el que más y que, horas antes del inicio de sesión tan trascendental, estaba haciendo las tareas. O sea, que estaba cumpliendo con su obligación. El asunto me resultó ridículo, con un tufillo a deseos de autojustificación, o a complejo de inferioridad, o a un afán de demostrar lo evidente, que a mí me produjo el efecto contrario al presumiblemente buscado porque me sonó a “excusatio non petita...”.  Lo vi como una cursilería improcedente, mezcla de lucecita de El Pardo y florido pensil. Y la verdad es que me hizo albergar pocas esperanzas de lo que podría dar de sí cuando al día siguiente le tocara intervenir porque me transmitió, no sé por qué,  sensación de inseguridad y apocamiento.

Esa tarde, con la actuación de un Monago bronceado y radiante (algo “cara-papa”, también), sobrado de sí mismo, más seguro y asentado que el año anterior, esdrujuleando con énfasis hasta los monosílabos como si fuera a quedarse a vivir en uno de ellos, con un discurso rotundo y bien estructurado, un inteligente manejo de las cifras y un dominio del escenario eficaz, pensé que el líder socialista tendría que esforzarse mucho porque el listón estaba alto y, por las imágenes que había visto en televisión, no lo presentía con espíritu guerrero, encogido y pálido como estaba en su escaño. Cuando en la mañana del miércoles Vara subió al estrado, demudado y vacilante, y soltó una perorata monocorde salpicada de titubeos, bien creí que el debate estaba muerto y a punto de ser enterrado, porque al alarde pirotécnico y trompetero del presidente, colorido y salpicado de numerosas pompas de jabón vacuas pero atractivas y de eslóganes populistas que dejaban sin espacio ideológico al adversario, éste había respondido con apenas una ristra de mistos restallones de a perra gorda y una carraca desvencijada. De modo que bien creí que la suerte estaba echada y sólo nos quedaba asistir a las exequias del debate y, posiblemente, de la carrera política del dirigente socialista.



Me equivoqué de cabo a rabo, porque el presunto muerto resultó estar muy vivo. Cuando le llegó el turno de contrarréplica, cambió los mistos por una traca de petardos supertruenos y, escudándose en el rechazo a su oferta de colaboración, presentó la moción de censura que todos conocemos. El estruendo cogió desprevenidos y sembró el desconcierto entre políticos ajenos a la trama, invitados, periodistas y personal de la casa en general. Y dejó algunas caras en el hemiciclo dignas de ser poetizadas. Yo no sé si la propuesta venía amasada desde el laboratorio rubalcabiano o se fraguó mientras le hacían a Vara la foto de marras; tampoco sé si fue meditada o producto espontáneo de un berrinche; ni siquiera sé si será aprobada o rechazada porque, parafraseando a Vujadin Boskov, habrá que decir que “política es política” y, en esos terrenos de juego, quien hoy te abraza mañana puede apuñalarte sin mudar el gesto. Pero todo eso, en cualquier caso, me parece intrascendente, porque no creo que Vara la haya presentado pensando en ganarla, por la sencilla razón de que ya ha ganado presentándola. ¿Alguien se acuerda del debate sobre el estado de la región anterior y de lo que en él dijo Vara? Yo he tenido que repasar la hemeroteca para ponerme al día del año pasado. ¿Cuántos medios de comunicación no extremeños dieron cuenta de su intervención?  Pocos tirando a ninguno. Sin embargo en estos dos días ha acaparado más titulares, ha sido nombrado en más telediarios, realizado más entrevistas y protagonizado más debates que en los últimos siete años. Lo dicho, el muerto ha resucitado y lo ha hecho con una vitalidad que ni que anduviera atiborrado de Fosglutén. Y la semana que viene, más. Con la ventaja añadida de que juega en casa, porque él es el protagonista, él quien desgranará su programa de gobierno, y a él al que tendrán que replicar los unos y dar explicaciones de su apoyo o rechazo los otros. De manera que, de entrada, la victoria es suya. ¿Que sea una victoria pírrica y al final obre en su contra? Pues quizás. Pero que le quiten lo bailado y lo que ha hecho bailar a los demás, sobre todo a IU y PREX, que ahora no es que tengan que fotografiarse, que bastante los están ya, es que tendrán que esculpir en mármol su decisión, sea ésta un también porque antes sí, o un no aunque antes sí.


En cualquier caso, la presentación de esta moción de censura por parte del PSOE me parece, cuando menos, inoportuna. Si triunfa porque, en las fechas en que estamos va a dar lugar a un interregno administrativo estéril; si no, porque abrirá (si no las ha abierto ya) heridas muy difíciles de restañar. En cualquier caso, la única perjudicada será Extremadura, ese ente de razón en cuyo amor unos y otros se amparan para disimular sus ansias de poder que, en el fondo, es lo único que les mueve.

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