sábado, 25 de febrero de 2017

DESAPARECIDOS EN COMBATE

La Universidad de Extremadura se parece con frecuencia, y según en qué, a los patios de vecinos. En ellos, ya se sabe, unos y otras se asoman a las ventanas y se intercambian chismes, rumores, cotilleos, habladurías y, a veces, noticias. Si sustituimos patio y ventanas por pasillos y despachos, el decorado cambia, pero el espíritu chinchorrero, no. Y digo esto porque el pasado miércoles un runrún empezó a circular por el edificio del Rectorado de Badajoz, y se fue extendiendo como una niebla espesa. La niebla no ocultaba a los atormentados espíritus de los tripulantes de un barco naufragado, como en la película de John Carpenter, sino un rumor que, en algunos timoratos, producía la misma cara de asombro que los vengativos fantasmas a los habitantes de Antonio Bay: “La secretaria general se ha ido”.  “¿Se ha ido o la han echado?”.  “No sé, pero, según me han dicho, ya no está”. Algún avispado, o quizá avisado, entró en la página Web de la UEx y confirmó el rumor, que pasó ya a ser noticia: la secretaria general había dejado de ser Inmaculada Domínguez Fabián y ahora era María Isabel López Martínez, hasta ese momento vicerrectora de Extensión Universitaria. Bien es verdad que aparece con la coletilla inquietante de ‘Secretaria accidental’, no sé si porque se encuentra en el nuevo cargo por accidente o accidentalmente, que aunque parezca lo mismo, no es igual. ¿Se imaginan que una mañana una consejera del gobierno extremeño fuera ‘suspendida’ fulminantemente de su cargo, que su puesto fuera ocupado por otra consejera, las funciones de esta consejería, ahora sin titular, se repartieran entre todas las demás, la portavoz del gobierno no lo comunicara donde quiera que tuviera que comunicarlo y solo pudieras enterarte del cambio en el gobierno consultando el directorio del portal de la Junta? Pues eso es lo que ha ocurrido en la UEx. Hasta que dejó de ocurrir, claro, porque como decía al principio este organismo se parece con frecuencia a un patio de vecinos y, sin comunicado oficial ni gaitas, algunos ya supimos, en su momento, lo que había ocurrido: un presunto delito de falsedad documental de la susodicha para favorecer a su marido en un concurso, denunciado ante la Fiscalía que, según su leal saber y entender, admitirá o no a trámite. Y la incoación del oportuno expediente disciplinario.

Si torpe ha sido la posible tropelía de la fulminada, igual de torpe o más ha sido, y está siendo, la gestión de la misma por parte del rector y del Gabinete de Información y Comunicación que depende de él. ¿Cómo es posible que después de un cambio de esta gravedad en su equipo, nadie haya salido a dar explicaciones detalladas en un comunicado oficial? ¿Qué motivos pueden aducir para justificar este oscurantismo? ¿Y cuáles para la falta de respeto, rayana en el desprecio, a la comunidad universitaria y la sociedad extremeña a las que dicen servir? Esta falta de transparencia, ¿esconde intereses espurios o son solo producto de ese sentido patrimonialista y cortijero que ciertos cargos públicos sienten inherentes a sus cargos? Y con la que está cayendo, ¿dónde está el rector, escondido, desconectado y sin dar la cara? ¿Estará de ejercicios espirituales en el cotolengo de Santa Eduvigis, haciendo una cobra poliédrica, asistiendo a reuniones de la CRUE, de picos pardos, camuflado en un rebaño de avestruces ? ¿Y qué sentido tiene un Gabinete de Información y Comunicación que ni informa ni comunica? ¿Es solo un tributo electoral inservible que hay que financiar? ¿Cómo ha afectado al prestigio de la UEx el escaqueo de su rector y su gabinete en estas turbiedades? ¿Acaso les importa? Demasiadas preguntas para las que no encuentro respuestas, aunque las intuya y se resuman todas en una sola palabra: desvergüenza.


En la edición digital del HOY de ayer, la noticia, -con una información de J.J. González mucho más completa de la que disponíamos hasta ese momento-, acababa con un párrafo que a mí, como funcionario de la UEx, me ha preocupado por lo que, conociendo el percal y no fiándome de Donald y homólogos, pueda apuntar de injusticia: “La Uex ha abierto un procedimiento interno de información reservada para determinar cómo se han podido realizar las compulsas de títulos no auténticos, tanto la licenciatura en Económicas como un certificado académico del marido de Inmaculada Domínguez”. Digo que a ver si ahora el cabeza de turco de todo este asunto apestoso va a ser el funcionario que compulsó un título que quien le entregó, -¿la propia secretaria general?-, sabía que era falso de toda falsedad. Espero que los liberados sindicales-representantes del PAS estén atentos al desarrollo de ese expediente, no vaya a ser que pague el pato el que menos culpa tiene. Aunque tampoco me fío de ellos, primo, qué quieres que te diga.

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