sábado, 2 de junio de 2012

EL TREN DE LOS ESCOBAZOS

He visto en Internet a una niña canadiense de 12 años, Victoria Grant, explicando, con un desparpajo y un aplomo impropios de su edad y de lo complicado del tema, el perverso mecanismo que mueve nuestro sistema financiero, engranado para esquilmarnos. No sé si el discurso ha salido de su cabeza o simplemente lo ha recitado pero, en cualquier caso, la  repajolera niña es un prodigio de clarividencia o de memoria o de las dos cosas. “Resulta obvio, incluso para una niña de 12 años, que estamos siendo robados y timados por el sistema bancario y un Gobierno cómplice.” “Los bancos dan un dinero que no tienen, aprietan un botón en el ordenador y generan un dinero falso en el aire. En realidad, no tienen nada en sus cámaras.” “He descubierto que los bancos y el Gobierno se han confabulado para esclavizar financieramente a la gente.” Son algunas de las perlas que desgrana la criatura en una perorata que dura 6 minutos, en la que da una visión clara y precisa de la crisis y sus culpables y que, si tienen interés en ver, pueden encontrar en Internet, introduciendo en Google su nombre. Quien sí debería ver el video y tomárselo como un ejercicio de aprendizaje es Mariano Rajoy. No digo yo que para imbuirse de la enjundia de su pensamiento, que eso sería un milagro y no estamos en Lourdes, pero sí, al menos, para aprender a aparecer ante las cámaras con la seguridad y la confianza que la niña desprende. Porque Rajoy, cuando no huye de ellos despavorido, comparece últimamente ante los periodistas tal que si fuera a entrar en el tren de los escobazos: mirando desconfiado a todas partes, con los ojitos sin vida fuera de las órbitas como si hubieran sido sometidos a una concienzuda sesión de dilatación pupilar, inseguro, temeroso, disperso, encogido, sin la marcialidad impostada de andarín pinturero que antes esgrimía. Después rompe a hablar y se completa la imagen desastrosa, porque lo hace con una falta tal de convencimiento incapaz de disimular, que sube el pan, la prima de riesgo y el propio riesgo.

Cuando calla o manda callar, la cosa se pone peor. Ya me dirán, si no, si el silencio  impuesto en el turbio asunto de Bankia ha servido para algo más que para que la prima de riesgo se encarame a la estratosfera y el Ibex viaje con el profesor Lidenbrok al centro de la tierra. Aunque estos portentos sigan echándole la culpa del descalabro escalonado a Grecia y su incertidumbre, es evidente que las causas no van por ahí, que hay una relación directa entre Bankia, como paradigma de nuestro sistema financiero,  y el ascenso de la prima. Y el hecho de no querer explicar el fondo del asunto ha agravado la contundencia del batacazo. Cuando, además, este silencio apesta cada vez más a “omertà”, porque el concepto de familia de Don Vito Corleone es “peccata minuta” (valga el chiste fácil) comparado con el entramado de primos, cuñados, sobrinos, cónyuges, paniaguados, protegidos y conmilitones que concurren en Bankia y en la mayoría de las cajas de ahorro españolas. Y todos chupando del bote hasta provocarse boqueras. Los activos tóxicos son un lastre para el sistema financiero español, pero los pasivos mamones no son un problema menor. Ahora, poco a poco, nos vamos enterando del desmadre millonario de sueldos y pensiones que se gasta esta panda de desalmados, tanto presidentes como vocales de los consejos de administración y vigilancia trufados, “of course”, de  políticos y sindicalistas más listos que el hambre. Para arreglar la situación del moribundo, el director de Banco Central Europeo, Mario Draghi, se descuelga con unas declaraciones que son una colleja al Gobierno de España por haber actuado en Bankia “de la peor manera posible”. O sea, redbull para la prima de riesgo española. No es de extrañar que actúe así, porque  este tío es italiano y los italianos ya tienen las barbas en remojo, de modo que el pájaro pita para casa y a España que le vayan dando. Lo dicho, ¡viva la Unión Europea!

En fin, que entre las inseguridades de unos, la desfachatez  de otros y la inutilidad de tantos, la cosa pinta bastante mal. Estaría ya hundido en lo más oscuro de un pesimismo irreversible, si no fuera porque todavía hay una pequeña rendija abierta a la esperanza. Es menester que nuestros dirigentes actuales sepan aprovechar esta oportunidad que les brinda la historia, y actúen con  amplitud de miras y alejados de cualquier atisbo de sectarismo e intransigencia, porque el futuro y la viabilidad del país dependerá de ello. El único problema que da pábulo a mi angustia es que este hito histórico no tendrá lugar hasta el próximo otoño, y no sé si para entonces nuestra situación será ya irreversible. Y es que para el mes de octubre del año en curso, tras una exitosa gira que le ha llevado a impartir una conferencia y participar en un coloquio sobre la crisis económica, el anterior presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero -¿se acuerdan?- tiene prevista la publicación de un libro de economía, que será un riguroso y preciso estudio sobre la génesis, desarrollo y soluciones al problema crítico que nos tiene en este sin vivir. No sé si será prologado por Jordi Sevilla que fue el que, en dos tardes, llevó a este ser de mente preclara de indocto a erudito en la disciplina que nos ocupa. Por el bien de España y de todos los españoles espero que llegue a tiempo. Que así sea.









4 comentarios:

Muli dijo...

Muy bueno el comentario.
Un abrazo.

Daniel dijo...

Magnífico comentario.Describes perfectamente la dura realidad que atraviesa España en estos momentos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

En el cristianocatolicoapostolicoromano Dívar, que ha vivido hasta ahora en la gloria, hoy anda por el limbo y mañana -como no se confiese y devuelva lo robado- se verá en el infierno, tienes un tema que de antemano me relamo pensando en leerlo. Ánimo, muchacho, y a por ellos (Dívar, y sus verdaderos guardaespaldas: Gallardón y Torres Dulce)!!!

Marisol dijo...

Y es que no lo pueden remediar: a Dios rogando, pero con el mazo dando... Enhorabuena por tu artículo.