sábado, 12 de mayo de 2012

PARECIDOS RAZONABLES

El pasado viernes 27 de abril, presenté en las casas consistoriales el libro ganador del XXX premio de poesía “Ciudad de Badajoz”. Escrito por Manuel Jurado López, se titula Crónicas de Atenas, y es eso, una crónica urgente, personal y a pie de calle de los sucesos que conmovieron a Grecia desde diciembre de 2008, fecha en que la policía asesinó al joven Alexandros Grigoropoulos, hasta finales de 2010. Dos años convulsos en aquel país que son los mismos que tardó el autor en escribirlo. Entre otras cosas, decía: “Cuando leí por primera vez este libro, el verano pasado, pensé: ‘¡Qué lejos está Grecia!’ Y veía y sentía su drama con la sensible conmiseración que otorga la distancia, con la solidaridad facilona del que mira. Ahora que, para esta presentación, lo he releído, he descubierto que Manuel Jurado López, al escribirlo, ofició, no sé si conscientemente, de vate, en las dos acepciones que el diccionario de la RAE da a esa palabra: poeta y adivino. Poeta para nuestra satisfacción, por habernos regalado este hermoso libro. Y adivino para nuestra desgracia, que también es la suya. Porque, sin ser exhaustivo, no hay más que sustituir, y pruébenlo al leerlo, la mitología griega por personajes de la España mágica, Quijote y Lazarillo incluidos; al PASOK por el PSOE; a los coroneles por Franco; la plaza Síntagma por la Puerta del Sol,  Papandreu por ZP y el ouzo por el sol y sombra, y no hay ni que cambiar los relojes de hora. El decorado sería el mismo: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, Bruselas, los mercados, la prima de riesgo, las agencias de calificación. El coro lúgubre de los banqueros cómplices, vampiros insaciables, también nos sirve. Y la dómina teutona con sus botas de cuero y tacones de punta, fustigándonos con el látigo del déficit cero hasta dejarnos la espalda en carne viva y la espina vertebral al aire de sus tuétanos, también. El libro pasaría a llamarse Crónicas de Madrid y el barbero Pepe en vez de Spiros, pero el sufrimiento sería el mismo para los mismos. Porque, llegados a este punto, qué mas dan los nombres, qué más da el país.”

Este domingo se celebraron elecciones legislativas en Grecia. Los resultados han sido preocupantes, incluso en algún caso, terroríficos. El voto atomizado, la abstención, las tripas, el encabronamiento, han dibujado un panorama incierto. Tanto que es muy posible que estas elecciones no hayan servido para nada bueno y sea necesario convocar otras el mes que viene. A pesar de lo disperso del voto hay, no obstante,  una mayoría que castiga a los partidos favorables a los ajustes inmisericordes que vienen desde Berlín, vía Bruselas, que han bajado, sin contar los 50 escaños que se asignan “de regalo” al partido ganador,  nada menos que 102 escaños: 33 Nueva Democracia y 69 el PASOK, o sea, siguiendo con el posible paralelismo, el PP y el PSOE respectivamente. Tras el fracaso de Nueva Democracia para formar gobierno, también se estrella el segundo partido más votado, Coalición de Izquierda Radical, una especie de IU versión Marinaleda. Le toca el turno al PASOK. Si tampoco lo consigue,  tercer aviso y el toro a los corrales de nuevas elecciones.

Siendo esto inquietante por lo mucho que pueda afectar a la UE, la desazón se transforma en escalofrío con los 21 escaños conseguidos por Amanecer Dorado, un partido ultranacionalista y nazi (nada de neonazi, ¿o es que hay neosocialistas o neodemócratas?) cuyo líder, Nikos Mijaloliakos, es un energúmeno xenófobo con ademanes de perro rabioso, según afortunada imagen de Tomás Martín Tamayo en su artículo del miércoles con el que, dicho sea de paso, me madrugó éste. Afortunadamente no tenemos, por ahora, un partido aquí comparable a este engendro. Las heridas de la dictadura franquista todavía sangran y a las alimañas gamadas las hemos arrinconado en grupúsculos marginales. Pero, por si acaso, habrá que estar atentos, con ojo de chícharo. La enseña de este amanecer tenebroso es una cuasi cruz gamada sobre fondo rojo, y la responsable de sus nuevas generaciones y su sección femenina, (¡vaya con las coincidencias léxicas!), su hija Urania. Después de propugnar el minado de fronteras para impedir la entrada de emigrantes, una vez expulsados los que hay dentro, esta lumbrera, entre elogios a José Antonio y al Alcázar de Toledo,  ha declarado: “No somos neonazis porque no somos alemanes. Ni fascistas, porque no somos italianos”. Frase de tal enjundia y profundidad que merece figurar en el frontispicio de la Academia y en los manuales de ciencia política que se precien. Hombre, no llega a la complejidad conceptual de ese “oxímoron pleonásmico” que ahora recorre nuestras plazas, y que ha supuesto el hallazgo de una nueva dimensión en el mundo del pensamiento, cual es que “las ideas están por encima de las ideologías”, que alguien dijo y otros propalaron. Siendo la ideología un conjunto de ideas que forman una unidad, mi corto entender no llega a alcanzar cómo, en este caso, una parte puede estar por encima del todo siendo éste uno. Los cimientos de la física han sido pulverizados con esta teoría revolucionaria porque es como decir, un poner,  que las yemas están por encima de los huevos. Es que no lo veo. A no ser que esos huevos sean “collons”, que entonces sí que algo barrunto.

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