sábado, 19 de noviembre de 2011

BURÓCRATAS MAULAS

He leído con interés el relato que, en las páginas del Diario Hoy, el empresario Fermín Caraballo hace de su experiencia kafkiana con la Administración. Dos años de dilaciones tortuosas e injustas que dan medida de su tenacidad y su paciencia al tiempo que de la estructura paquidérmica y esclerótica de la burocracia extremeña y, por elevación, de la española. Si a este envaramiento crónico al que, a pesar de sucesivas promesas electorales,  parece que nadie quiere poner fin, unimos la actitud camastrona de (y me aprovecho, ahora, de la gilipollez lingüística en aras de la justicia distributiva)  algunas funcionarias y algunos funcionarios, estaremos arrimando la gasolina al fuego. Viene a ser la pescadilla que se muerde la cola: burocratismo más vagancia igual a tortura para el administrado, curioso eufemismo gubernamental éste para designar a las víctimas propiciatorias de una conjunción calamitosa de despropósitos. Resulta sangrante que en los tiempos difíciles que vivimos, las trabas de un régimen obsoleto se alíen con la actitud de una panda de rascabarrigas para, no sólo torpedear las iniciativas novedosas como la que nos ocupa, sino también para amargar la vida de los ciudadanos por el simple hecho de serlos. La imagen de la funcionaria carota haciendo la compra por teléfono mientras el público espera es una representación paradigmática del asunto.  Leyendo las tribulaciones de este empresario, he recordado la desagradable experiencia que sufrí en las oficinas del Sexpe de la calle Juan Carlos I de Badajoz, cuando fui a presentar la documentación para darme de alta en el paro y me tocó en suerte un funcionario avinagrado y despótico, al que sólo le faltaba un látigo para fustigar a los desgraciados a los que atendía, como si los que estábamos allí sólo lo hiciéramos por el gusto de importunarle y hacer que trabajara. Cuando correspondí a este tiparraco borde con su misma medicina acética y el rifirrafe escalaba a mayores, terció una funcionaria que aplacó mi ira con paciencia y sicología y me atendió con educada profesionalidad. Será cosa del yin y el yang. En los cuentos hay ogros y brujas zapaquildas, pero también hadas madrinas.

Las respuestas dadas por los sindicatos a las quejas pormenorizadas de nuestro sufridor han sido diversas, pero “todos coinciden en que no hay que generalizar”, y también en que la funcionaria pública y el funcionario público sólo cumplen los procedimientos que están marcados por Ley.  Después esgrimen como excusa del desaguisado la rigidez de los procedimientos, la obligación de seguir el protocolo,  patatín y patatán.  Podemos coincidir en el tópico de que las generalizaciones son casi siempre injustas, pero había que añadir que igual de injusto es el corporativismo aplicado por los sindicatos, que no deja de ser otra generalización, positiva en este caso. De modo que cometen la injusticia que denuncian. Porque hay funcionarios (volvamos al genérico, que ya me cansé de utilizar la memez no sexista) absolutamente indefendibles, maestros del escaqueo, zánganos por oposición y peritos en bajas médicas, que esa es otra. Tengo un amigo que salió de la trena con el tercer grado tres meses más tarde de lo que tenía que haberlo hecho, porque ése fue el tiempo que tardó su expediente en pasar de una mesa a otra de la misma dependencia judicial. Ya me dirán si tiene eso que ver con lo inflexible de la ley y “el rigor del protocolo” o con la desidia y el incumplimiento de obligaciones. Si al culpable de este desatino, siendo benévolos,  lo hubieran suspendido tres meses de empleo y sueldo, para la próxima vez, antes de haraganear con algo tan delicado como es la libertad de una persona, ya se tentaría los machos. O las hembras. Sacan también a relucir, para justificar lo injustificable, la falta de medios y de recursos, contando de entrada con la buena voluntad del servidor público. Craso error ese del buenismo como premisa porque al final resultará que el gandul redomado es, pobre criatura, una víctima más del sistema, que no le proporciona los medios adecuados para desarrollar su trabajo.

Aparte de otros, creo que el principal problema de fondo es que el puesto de trabajo del funcionario es vitalicio, y echar a la puñetera calle a uno de estos sinvergüenzas resulta harto difícil. Si en la Administración se aplicaran las pautas que se aplican en la empresa privada, toda esta morralla perezosa andaría por ahí despiojándose al sol y no fastidiando al prójimo. Y el tanto por ciento de los que no cumplen no es de ninguna manera insignificante, siendo la actitud despreciable de esta panda de maulas la que crea un estado de opinión desfavorable que, al final, ensucia a todo el colectivo. En fin, tengo yo una gallina en mi gallinero que come más que un sabañón, cacarea más que caga y sólo pone un huevo cada tres o cuatro días. Mientras, las demás van cumpliendo sin alborotos, como es su obligación. Pues eso, de aquí a nada le corto el pescuezo a la cantarina y me la zampo en pepitoria. Por listilla

7 comentarios:

Carlos Rivero. dijo...

Muy bueno Jaime!!.De acuerdo totalmente.Y encima le das un ácido y socarrón acento sublime.
Yo trato de tener siempre presente y aplicarlo (lo más difícil),el mensaje contenido en una frase de Gandhi,que dice:
"La diferencia entre lo que hacemos
y lo que somos capaces de hacer,
resolvería la mayoría de los problemas del mundo".
Y esto vale para todos, funcionarios y el resto.
Un abrazo.

Muli dijo...

Me ha gustado mucho tu comentario,por bien escrito,por ameno y porque tienes toda la razón.Un abrazo

Daniel dijo...

Muchisíma razón tienes,amigo Jaime,en tu comentario.
Tu fina ironía hacen que la lectura de este "Burócratas Maulas",sea una delicia,aunque el tema que tocas sea un problema bien gordo.Un dsaludo

Anónimo dijo...

Das en el clavo con tu comentario,Jaime.Muy bien escrito como siempre,además de irónico y mordaz.
Un saludo

Francisca Quintana Vega dijo...

Un blog en el que he encontrado artículos sobre temas interesantes y muy bien escritos. Felicidades.
Saludos.

Anónimo dijo...

Y tú como funcinario cumples lo que predicas? o eres de los del café, la cervecita a la una ......

Juan dijo...

Magnífico comentario.
Un saludo.