viernes, 5 de noviembre de 2010

LA VIDA DE LOS OTROS


“La vida de los otros” es una magnífica película alemana del año 2006, dirigida por Florian Henckel-Donnersmarck, Oscar a la mejor película de habla no inglesa de ese mismo año. Nos cuenta la evolución personal que experimenta Gerd Wiesler, capitán de la terrible y todopoderosa Stasi, la policía política de la Alemania del Este, a partir de que le ordenan que espíe a la pareja formada por un escritor de prestigio y una afamada actriz. En tonos grises y ocres, con un guión conciso y contundente y unos decorados austeros, nos introduce, al ritmo pausado de la narración, en la atmósfera opresiva e irrespirable que presidía aquel país de calles solitarias y miedo generalizado, por fortuna ya inexistente como tal. Lo he recordado ahora, después de conocer la inquietante frase que nos ha regalado Alfredo Pérez Rubalcaba días atrás: “Mi ventaja es que yo sé todo de todos”. Cuando la leí me vino a la memoria el cartel anunciador de la cinta, en la que se veía en primer plano a Ulrich Mühe, que interpreta magistralmente al capitán Wiesler, en su papel de espía, con unos auriculares puestos, apenas de perfil, y una mirada fría y perdida. Instantáneamente, en mi cabeza, desapareció del cartel la cara del actor y encajó a la perfección la del “superministro”, con sus ojillos esquivos y su sonrisa “ratuna”.

Esta frase tan corta y, sin embargo, tan larga, que esconde mucho más de lo que enseña, me ha producido un profundo desasosiego. Si, en su momento, la hubiera dicho Carlos Arias Navarro, uno de los políticos más tenebrosos del franquismo, la habría tomado como algo connatural a la cochambre, como un elemento más del paisaje amenazante y opresivo de la dictadura. Pero que la haya pronunciado, en un Estado que se supone social y democrático de Derecho, el Vicepresidente del Gobierno y Ministro del Interior, que controla el Centro Nacional de Inteligencia y los Servicios de Información de Policía y Guardia Civil, me ha descolocado en el tiempo hasta hacerme sentir rodeado por el mismo olor a rancio de aquellos años negros. A mayor abundamiento viniendo de quien viene que, además del cargo que ostenta, arrastra una biografía tan llena de zonas oscuras. Una amenaza así, veladamente explícita, que supone una instrumentalización partidista de los recursos del Estado, proveniente de un político tan tortuoso como el susodicho, que se mueve como pez en el agua por terrenos de límites turbios, no debería pasar desapercibida. No sé si es que los árboles no nos dejan ver el bosque y parece que la democracia tiene capacidad para asimilar todo, hasta una salida de pata de banco tan hedionda como la que nos ocupa.

Una característica del fascismo, común a todos los regímenes totalitarios, es la utilización de los poderes del Estado contra el individuo, para limitar, vigilar, constreñir o anular su libertad. Y para perseguir al desafecto. Y para amedrentar al oponente. La ocurrencia que, con total desfachatez, nos ha soltado este Profesor Tenebro de la política, ¿qué es? , ¿como podría definirse?, ¿abre la posibilidad a una utilización de los aparatos del Estado contra el ciudadano, contra el partido opositor? No lo sé, pero lo temo. Lo que sí sé es que Fraga, otro que tal, siendo Ministro del Interior, se conformó con proclamar que la calle era suya. Rubalcaba ha subido un escalón alarmante. La calle para él es poco, él quiere dominar la historia de los demás, la vida de los otros.

3 comentarios:

Carlos Rivero. dijo...

Totalmente de acuerdo Jaime.
Pero no nos engañemos, mientras los ciudadanos de a pie no revolucionemos el sistema estos señores seguiran diciendose para sí: "El estado soy yo y mis amiguetes".
Pero...a ver quién es el currito pequeñoburguéscapitalista de salón, adoctrinado en el consumo y aborregado en la desidia que se atreve a eliminar esta caca que entre todos hemos plantado.
Un abrazo.

Muli dijo...

¡Da miedo pensar que nos vigilan!
Muy buena película y muy buen comentario.
Un abrazo.

Manolo López dijo...

Un magnate americano dio una gran fiesta para celebrar sus 30 años de éxitos económicos mundiales. Un amigo quiso gastarle una broma y le hizo llegar a mitad de la fiesta, ante mil invitados, un escueto telegrama sin firma que decía: "Ten cuidado. Lo saben todo". El hombre subió a sus habitaciones y se pegó un tiro. Aleccionador, ¿no?.
Un abrazo.