lunes, 6 de octubre de 2008

PARA TODOS ELLOS

Disfruto la alegría
de saber que están muertos.

Disfruto la alegría
de saber que no siento,
que nunca escribí nada,
que mi nombre es tan sólo
olvido para el viento,
que no existe mi vida,
que no viven mis versos,
que he llegado a la gloria
miserable y gozosa
de estar entre sus muertos.

Disfruto la alegría
de todo su desprecio.

Galopo cada tarde
a lomos del silencio
viendo pasar los bueyes
con su carga de estiércol.

(Dedico ahora este poema al amigo Agustín Romero Barroso, que ha sufrido un burdo intento de silencio. Por si las moscas.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito poema el que dedicas a tu amigo.¡Vaya con los censores!
A tí,en cualquier momento,te hacen lo mismo que a él.

Unknown dijo...

Muchas gracias, Jaime, muchas gracias, ante el silencio mayoritario (y quisiera decir cómplice...), por eso de que tal vez la crisis tenga a la gente mirando para otros lados.
No pasa na de na. Refloto la web/blog y con tranquilidad comenzamos la caza de los ejecutores del silencio por todas las vías.

Saludos