- Hora es de que volviera a este lugar que, a veces, no siento como mío. No por ti, si es que estás. Ni siquiera por mí. Tal vez por volver. Al fin y al cabo la vida es, también, un ir volviendo.
- No sé si merece la pena vivir dejando sangre entre palabras, desgranar alegrías, intentar que haya alguien que, de pronto, descubra lo que tú nunca sabes.
- Anda la tarde triste. Quizás no sepa acompañarla y, entonces, la tristeza sea yo. Creo que todas las tardes son una eterna, repetida ausencia que busca compañía.
- Me aburro. Hay ocasiones en que la vida no es más que un sonsonete circular. Enciendo, pues, un cigarro. Sin prisas, oficio la rutina de la muerte.
- Y, sin embargo, el hábito de andar facilita las cosas. Mientras, el vuelo de una mosca me acompaña: para mí es suficiente. No sé si soledad, tal vez sólo la tarde.
- A pesar de mí, hay alguien que me espera. Salgo corriendo para sentir sus labios en los míos. Nada más importante que lo físico en momentos de tedio.
jueves, 16 de abril de 2009
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