jueves, 17 de septiembre de 2009

APUNTES DEL NATURAL

- Ayer leí en un digital que a un condenado a muerte en Estados Unidos le aplazaron la ejecución. Parece ser que el matarife fue incapaz de encontrar la vena en el momento de inyectarle la dosis letal. ¿Torpeza del ejecutante? ¿Nervios? No sé. Al pobre desgraciado lo devolvieron a la celda con el brazo agujereado y, en una semana, volverá a repetir el rito de encararse con su muerte. No sé si rezará para que el verdugo acierte de una vez. Debe de ser horripilante ser la víctima propiciatoria de esta macabra ceremonia y seguir vivo. La sordidez, en noticias como ésta, se desparrama como una pringue hedionda. ¡Qué tenebrosa la oscuridad de la luz!

- El toro de la Vega sigue también con su ritual de muerte. No paramos. Qué obsesión de sangre derramada. Los trogloditas lancean al animal bajo la égida de la tradición. Los veo en televisión sudorosos, sucios, babeando que la masacre es el espíritu de Tordesillas. Regodeándose en la saña. Bestias modorras, iluminadas, brutas.

- Y mientras tanto, en el Olimpo todo sigue igual. El cristobita bobo, el de las cejas refulgentes, este pingüino con ínfulas de gaviota, elevándonos a las más altas cotas de la miseria. En fin, corazón mío: se acaba este 17 de setiembre y, quizás, continúo.

2 comentarios:

Juan dijo...

Leí en la prensa lo del condenado a muerte.¡Horrible y tremendo!

Saludos

Muli dijo...

Pobre hombre,haya hecho lo que haya hecho,nadie se merece un suplício semejante.Creo yo.