martes, 9 de septiembre de 2008

¿EL DÍA DE QUÉ?


Y el viento me responde: “El día de Extremadura. ¿Es que acaso no has oído a pardillos y verderones, apenas las primeras luces del alba despuntaban en el horizonte pardo de esta gloriosa tierra, entonar jacarandosos las emocionantes notas de nuestro himno? ¿No te has fijado en el bello contraste que, contra el cielo, ofrecen el verde de nuestras encinas milenarias, el negro de nuestro cavernoso pasado superado y el blanco de nuestro prometedor y venturoso futuro? ¿No has reparado en la faz alegre y confiada, el pecho henchido y la mirada alta de tus paisanos en tal día como hoy, al saberse partícipes de una celebración que viene a constatar esta esperanzada realidad de nuestra región, mejorada año tras año gracias a los desvelos y el esfuerzo de nuestros iluminados caudillos? ¿No has sentido, desarraigado extremeño, que hoy tu corazón palpita de una manera distinta; que lo que tú creías extrasístoles no eran sino tan sólo el júbilo que contagiaba la cadencia de su latido para acompasarlo al ritmo del himno regional?..." En esas andaba la tremebunda y cursi pesadilla. Cuando desperté, la angustia seguía allí. El televisor encendido y, en él, los pechos henchidos, las banderas al viento, la mirada preñada de futuro (¡joder!) y la música acompañando al ripio carca de abominable sintaxis. Todo un circo en meloso regodeo.

Atardecía en el aire. La vida, ajena al artificio, vino a resucitar en el ladrido ronco de mi perro. Mientras lo acariciaba, aún pude ver el sol que, cachazudo, escondía su vergüenza entre las ramas de un encinar atónito.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y yo me pregunto... ¿hay algo que al autor de este blog, amante de la censura, no le amargue? Todo son "hijosputas", "cabrones", "joderes", "malditos" y demás lindenzas. Creo, que salvo un par de artículos, todo a sido quejarse con el mismo tonillo plasta y cansino, etéreo como si estuviera por encima del bien y del mal. ¿Por qué no se irá a la Cope con tu semejante Jiménez Losantos? Yo creo que haría carrera, fijate...

Anónimo dijo...

¡Ojú,qué pesadilla más gorda tuviste¡

Jaime Álvarez Buiza dijo...

Veo que, cuando inicié este blog, debí hacerlo con unas sencillas instrucciones de funcionamiento. Más que nada para evitar equívocos y pataletas de indocumentados. Ahora las doy, con la esperanza de que el cacumen de anónimos insistentes tenga la suficiente capacidad de asimilación como para entenderlas. Digo, que a ver si es que yo soy capaz de explicarme.

Este blog es mío, es mi casa. Y yo, como cualquiera, dejo entrar en mi casa a quien yo quiero. Amigos, familia (no toda), incluso desconocidos. Siempre que (y ahí es donde la puerca tuerce el rabo) según mi leal saber y entender tengan algo que decir más allá de nimiedades o desvaríos. Quiero decir que no dejo que se cuelen, y estoy en mi derecho, gente encapuchada con intenciones poco claras o con otras claramente podridas o agresivas. En fin, echo mano de aquella vieja canción que decía:
En mi casa mando yo
y si quiero rompo un plato
y si a mí me da la gana
échole chorizo al gato.

Lógica elemental, ¿no? Digamos que, 2+2=4. De Primaria, vamos.

O sea, que puede mi recalcitrante anónimo (gran seguidor de este blog, por cierto), seguir martirizándose con su lectura diaria. No pretenda, por ello, que yo someta a los demás lectores del mismo a la tortura de tener que leer sus comentarios pueriles, trufados, por otra parte, de graves carencias ortográficas y errores de sintaxis, y con una redacción francamente mejorable. Para muestra, un botón.

Siempre está a tiempo, además, de abrir su propio blog y dar en él rienda suelta a sus desahogos, sus berrinches o sus arrebatos líricos. No seré yo quien se lo impida. Ni quien lo lea, claro.

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el articulo, saludos desde Chile!

Anónimo dijo...

Saludos, muy interesante el articulo, espero que sigas actualizandolo!