tag:blogger.com,1999:blog-5328531881586573333.post1288001982785276578..comments2023-05-20T16:18:23.538+02:00Comments on Jaime Álvarez Buiza: GRAN SIMIOJaime Álvarez Buizahttp://www.blogger.com/profile/05455649230789523472noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-5328531881586573333.post-69758357795658996212008-08-27T13:42:00.000+02:002008-08-27T13:42:00.000+02:00Los motivos del loboEl varón que tiene corazón de ...Los motivos del lobo<BR/><BR/><BR/>El varón que tiene corazón de lis,<BR/>alma de querube, lengua celestial,<BR/>el mínimo y dulce Francisco de Asís,<BR/>está con un rudo y torvo animal,<BR/>bestia temerosa, de sangre y de robo,<BR/>las fauces de furia, los ojos de mal:<BR/>el lobo de Gubbia, el terrible lobo.<BR/>Rabioso ha asolado los alrededores,<BR/>cruel ha deshecho todos los rebaños;<BR/>devoró corderos, devoró pastores,<BR/>y son incontables sus muertes y daños.<BR/><BR/>Fuertes cazadores armados de hierros<BR/>fueron destrozados. Los duros colmillos<BR/>dieron cuenta de los más bravos perros,<BR/>como de cabritos y de corderillos.<BR/><BR/>Francisco salió: al lobo buscó en su madriguera.<BR/>Cerca de la cueva encontró a la fiera<BR/>enorme, que al verle se lanzó feroz<BR/>contra él. Francisco con su dulce voz,<BR/>alzando la mano,<BR/>al lobo furioso dijo: -"¡Paz, hermano<BR/>lobo!" El animal<BR/>contempló al varón de tosco sayal;<BR/>dejó su aire arisco,<BR/>cerró las abiertas fauces agresivas<BR/>y dijo: -"¡Está bien, hermano Francisco!"<BR/>-"¡Como! -exclamó el santo-. ¿Es ley que tu vivas<BR/>de horror y de muerte?<BR/>¿La sangre que vierte<BR/>tu hocico diabólico, el duelo y espanto<BR/>que esparces, el llanto<BR/>de los campesinos, el grito, el dolor<BR/>de tanta criatura de Nuestro Señor?<BR/>¿No han de contener tu encono infernal?<BR/>¿Vienes del infierno?<BR/>¿Te han infundido acaso su rencor eterno<BR/>Luzbel o Belial?"<BR/>Y el gran lobo, humilde: -"¡Es duro el invierno,<BR/>y es horrible el hambre! En el bosque helado<BR/>no hallé qué comer, y busqué el ganado,<BR/>y en veces comí ganado y pastor.<BR/>¿La sangre? Yo vi más de un cazador<BR/>sobre su caballo, llevando el azor<BR/>al puño; o correr tras el jabalí,<BR/>el oso o el ciervo; y a más de uno vi<BR/>mancharse de sangre, herir, torturar,<BR/>de las roncas trompas al sordo clamor<BR/>a los animales de Nuestro Señor.<BR/>Y no era por hambre, que iban a cazar".<BR/>Francisco responde: -"En el hombre existe mala levadura.<BR/>Cuando nace viene con pecado. Es triste.<BR/>Mas el alma simple de la bestia es pura.<BR/>Tú vas a tener<BR/>desde hoy qué comer.<BR/>Dejarás en paz<BR/>rebaños y gente en este país.<BR/>¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"<BR/>-"Está bien, hermano Francisco de Asís".<BR/>-"Ante el Señor, que todo ata y desata,<BR/>en fe de promesa tiéndeme la pata".<BR/>El lobo tendió la pata al hermano<BR/>de Asís, que a su vez le alargó la mano.<BR/>Fueron a la aldea. La guente veía<BR/>y lo que miraba casi no creía.<BR/>Tras el religioso iba el lobo fiero,<BR/>y, bajo la testa, quieto lo seguía<BR/>como un can de casa, o como un cordero.<BR/><BR/>Francisco llamó a la gente a la plaza<BR/>y allí predicó.<BR/>Y dijo: -"He aqui una amable caza.<BR/>El hermano lobo se viene conmigo<BR/>me juró no ser ya nuestro enemigo,<BR/>y no repetir su ataque sangriento.<BR/>Vosotros, en cambio, daréis su alimento<BR/>a la pobre bestia de Dios". -"¡Así sea!"-,<BR/>contestó la gente toda de la aldea.<BR/>Y luego, en señal<BR/>de contentamiento,<BR/>movió la testa y cola el buen animal,<BR/>y entró con Francisco de Asís al convento.<BR/><BR/>Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo<BR/>en el santo asilo.<BR/>Sus bastas orejas los salmos oían<BR/>y los claros ojos se le humedecían.<BR/>Aprendió mil gracias y hacía mil juegos<BR/>cuando a la cocina iba con los legos.<BR/>Y cuando Francisco su oración hacía,<BR/>el lobo las pobres sandalias lamía.<BR/><BR/>Salía a la calle,<BR/>iba por el monte, descendía al valle,<BR/>entraba en las casas y le daban algo<BR/>de comer. Mirábanle como a un manso galgo.<BR/><BR/>Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo<BR/>dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,<BR/>desapareció, torno a la montaña,<BR/>y recomenzaron su aullido y su saña.<BR/>Otra vez sintióse el temor, la alarma,<BR/>entre los vecinos y entre los pastores;<BR/>colmaba el espanto los alrededores,<BR/>de nada servían el valor y el arma,<BR/>pues la bestia fiera<BR/>no dio treguas a su furor jamás,<BR/>como si tuviera<BR/>fuegos de Moloch y de Satanás.<BR/><BR/>Cuando volvió al pueblo el divino santo,<BR/>todos lo buscaron con quejas y llanto,<BR/>y con mis querellas dieron testimonio<BR/>de lo que sufrían y perdían tanto<BR/>por aquel infame lobo del demonio.<BR/><BR/>Francisco de Asís se puso severo.<BR/>Se fue a la montaña<BR/>a buscar al falso lobo carnicero.<BR/>Y junto a su cueva halló a la alimaña.<BR/>-"En nombre del Padre del sacro universo,<BR/>conjúrote" -dijo- "¡oh, lobo perverso!,<BR/>a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?<BR/>Contesta. Te escucho".<BR/>Como en sora lucha, habló el animal,<BR/>la boca espumosa y el ojo fatal:<BR/>-"Hermano Francisco, no te acerques mucho<BR/><BR/>Yo estaba tranquilo allá en el convento,<BR/>al pueblo salía,<BR/>y si algo me daban estaba contento<BR/>y manso comía.<BR/>Mas, empecé a ver que en todas las casas<BR/>estaban la envidia, la saña, la ira,<BR/>y en todos los rostros ardían las brasas<BR/>de odio, de lujuria, de infamia y mentira.<BR/>Hermanos a hermanos se hacían la guerra,<BR/>perdían los débiles, ganaban los malos,<BR/>hembra y macho eran como peroo y perra,<BR/>y un buen día todos me dieron de palos.<BR/>Me vieron humilde, lamía las manos<BR/>y los pies. Seguía tus sagradas leyes,<BR/>todas las criaturas eran mis hermanos,<BR/>los hermanos hombres, los hermanos bueyes,<BR/>hermanas estrellas y hermanos gusanos.<BR/>Y así, me apalearon y me echaron fuera.<BR/>Y su risa fue como una agua hirviente,<BR/>y entre mis entrañas revivió la fiera,<BR/>y me sentí lobo malo de repente;<BR/>mas siempre mejor que esa mala gente.<BR/>Y recomencé a luchar aquí,<BR/>a me defender y a me alimentar.<BR/>Como el oso hace, como el jabalí,<BR/>que para vivir tienen que matar.<BR/>Déjame en el monte, déjame en el risco,<BR/>déjame existir en mi libertad,<BR/>vete a tu convento, hermano Francisco,<BR/>sigue tu camino y tu santidad".<BR/><BR/>El santo de Asís no le dijo nada.<BR/>Le miró con un profunda mirada,<BR/>y partió con lágrimas y con desconsuelos,<BR/>y habló al Dios eterno con su corazón.<BR/>El viento del bosque llevó su oración,<BR/>que era: "Padre nuestro, que estás en los cielos...<BR/><BR/>Rubén DaríoAnonymousnoreply@blogger.com