lunes, 20 de febrero de 2012

IBARRA Y 69 MÁS

Para todos los gustos han sido las informaciones, declaraciones y juicios de valor que se han leído y oído a raíz del informe emitido por el Tribunal de Cuentas sobre las jubilaciones incentivadas de personal docente de la Uex. La sensación que ha podido quedar al final, dado el bombardeo deslavazado de datos, no siempre correctos, y opiniones, es que la universidad extremeña, haciendo de su capa un sayo, fraguó un plan de “jubilaciones de oro” para una casta elitista y privilegiada despilfarrando el dinero de todos para beneficiar a unos pocos elegidos. Al menos y, a bote pronto, es la que yo saqué. De estas primeras impresiones la única que prevalece es la de que, efectivamente, los que se acogieron a este plan son unos privilegiados ya que cobrarán, sin dar chapa y durante un máximo de 10 años, el sueldo íntegro que percibían en el momento de su jubilación, aunque lo único que hicieron fue aprovecharse, de rebote, de un chollo que le ponían en bandeja. Todo lo demás, informe, génesis, cifras y reacciones, creo que necesitan alguna matización.

No seré yo quien ponga en cuestión el dictamen del Tribunal de Cuentas, aunque, de entrada,  me resulte curioso que la Uex sea la primera universidad, de las muchas que tienen planes similares, que haya sido puesta en su picota. Desde el año 2002 al día de la fecha la mayoría de las universidades españolas tienen planes incentivados de este tipo y a la extremeña le tocó la china de abrir brecha. Bueno está, en algo teníamos que ser los primeros. Me sorprende también la contradicción que supone el que el referido dictamen hable, por una parte, de la ausencia de cobertura legal en que se mueven estas jubilaciones y, por otra, de su “flagrante contradicción” con el Estatuto Básico del Empleado Público. O alegal o ilegal. Las dos cosas a la vez parece imposible. Es evidente que la Uex aprovecha el vacío legal existente, pero no le corresponde a ella llenarlo. Y, a mayor abundamiento, parece que se le exige que se reencarne en la veedora de Aceuchal y adquiera poderes adivinatorios  porque, si el plan de pensiones se aprobó en marzo del 2007 y el estatuto citado con el que entra en conflicto se publicó en el Boe del mes siguiente, ¿cómo podría adaptarse aquél a éste si no en un alarde de clarividencia o de prognosis legislativa? Francamente, soy incapaz de entender tanta incoherencia.

La cifra de 14.450.000 euros que se ha dado como coste total es errónea. Se ha sacado de la primera columna del cuadro que figura en el informe del Tribunal de Cuentas referido al año 2007, y corresponde al importe máximo del plan. No tiene valor contable. Sólo indica la barrera que no se puede traspasar. Tan es así que el total de gasto, para 12 años,  que suponen las tres convocatorias del mismo, años 2007 a 2009, es de 10.938.528,47 euros. Pero es que además se ignora, o se quiere ignorar, el ahorro que para el Capítulo I de la Uex supone la jubilación de 70 profesores funcionarios que acumulan más trienios, quinquenios y sexenios que una legión romana. Las cifras son concluyentes. La amortización de 14 plazas de esas 70 supone una disminución en salarios de 8.110.929,30 euros. Y la sustitución de titulares por profesores contratados en las restantes 56 otra de, aproximadamente, 2.800.000. Lo cual, 27.599,17 euros de coste total en 12 años. Pero como resulta que quien paga la juerga es la Junta de Extremadura (condición sine qua non para que la Uex acometiera el plan), el ahorro total que supone para los presupuestos universitarios es de 10.910.929,30 euros de 2007 a 2018, tiempo de duración del mismo. Y como valor añadido, 56 profesores que ya no están en el paro.

No se ha dicho hasta ahora que el ya famoso informe del Tribunal de Cuentas es de fecha 27 de octubre de 2011, y  esto es importante. Porque si el Gobierno regional lo ha conocido estos días por la prensa, demuestran una ineptitud supina y que están a la luna de Valencia. Y si lo conocía desde octubre, peor me lo pones: ¿Cómo es que no se pidió entonces asesoramiento jurídico antes de incorporar las partidas del plan a los presupuestos de 2012, y sólo lo piden ahora aprovechando el revuelo mediático? Si es éste el caso, además de irresponsabilidad están demostrando una maestría vertiginosa en el arte de la demagogia.

¿Qué todo este tinglado de pensiones se montó desde la Junta a la medida de Ibarra? Estoy convencido de que sí. Veamos por qué. En setiembre de 2006 Ibarra anuncia su retirada política. El 23 de mayo de 2007, la Junta de Gobierno de la Uex aprueba el primer convenio anual, remitido por la Junta, por la que ésta se hace cargo del pago del plan, (por cierto que, siguiendo indicaciones de la Consejería de Educación, se suprimió en la página web de la Uex ese punto del Orden del día, para “no dar tres cuartos al pregonero”) convenio que es aprobado por la Junta de Gobierno de la Junta, presidida por Ibarra, el 24 de abril.  El 23 de mayo, cuatro días antes de las elecciones, se firma. En julio, Ibarra se incorpora a la Uex y en enero de 2008 cumple 60 años. En julio se firma un segundo convenio para ese año 2008. Ibarra solicita acogerse a él pero es rechazado por no cumplir alguno de los requisitos exigidos y sigue en activo. El 30 de abril de 2009 se firma un tercer convenio. Ese año es aceptada su jubilación. Prueba superada. Ya está el gato en la talega y se acabaron los convenios. Demasiadas casualidades sincronizadas. Tantas que me hacen pensar que, en este caso,  lo casual fue intencionado y lo contingente, irremediable. ¿Los otros 69?: Daños colaterales, costes inevitables, figurantes. Todo es poco para arropar la imagen incorruptible del César.







sábado, 4 de febrero de 2012

LA CRISIS METAFÓRICA

Días atrás,en el diario  HOY, el señor o señorito Manzano, a la sazón Presidente de la Asamblea de Extremadura y, por tal, primo de su chófer, nos obsequió con un artículo cuyo rimbombante y presuntuoso título, Los Presupuestos como metáfora parlamentaria, era una invitación a huir de la página. No obstante, por la cortesía debida a un forzoso cofrade ocasional y para no caer en actitudes sectarias o prejuiciosas, decidí leerlo como hago con casi todo los artículos que ocupan el mismo lugar que éste. La entradilla ya presagiaba lo peor pero, ¡quién dijo miedo!, no iba a ser yo el que se acobardara ante esta amenaza escrita por muy edulcorada y estomagante que se intuyera. En ella se podía leer: “Un clamor sordo se escucha por toda la región: ‘Poneos de acuerdo, cread empleo’. Y ha tenido en la Cámara su justa respuesta con la aprobación de las cuentas extremeñas, el buen inicio de un camino por el que debe andar el Gobierno de Monago”. Lo que venía detrás cumplía sobradamente las expectativas untuosas que me maliciaba. Con una utilización errónea del concepto de metáfora y un estilo literario no apto para diabéticos, muy acorde, por otra parte, con la estética relamida del personaje, el asunto se reducía a un ejercicio laudatorio de los políticos extremeños por la heroicidad que supone aprobar la Ley de Presupuestos, elevando así en su delirio megalómano a cotas épicas un trámite que, si no rutinario, se repite cada año en el Congreso de los Diputados y en todas las autonomías, ayuntamientos y diputaciones de España. Pero aquí, en Extremadura, bajo la égida del políglota doméstico y con la imprescindible ayuda del Presidente de la Asamblea, es distinto. Aquí, según el mismo e imprescindible Presidente de la Asamblea, las campanas deben repicar anunciando la buena nueva y los extremeños debemos entonar alborozados el hosanna panderetero en honor de nuestros políticos, empezando por él. O sea, un actor sin abuela metido a director de su clac.


Nada más aterrizar este señor o señorito, primo de su chófer, en su nuevo estatus mesiánico, ya mostró el calado de su enjundia democrática y la magnitud de su prepotencia, denunciando ante la policía a una bloguera de Los Santos de Maimona que tuvo la osadía de ironizar, en unas letrillas jocosas, precisamente el nombramiento digital de su primo, el conductor. La altivez de un novicio purpurado puede llegar a ser demoledora. Ahora ha logrado dar una nueva vuelta de tuerca en su escalada ególatra y al grito de “¡Mecachis, qué guapos somos, mayormente yo!”, se erige en protagonista de una gesta presupuestaria que logrará, pásmense, que “las personas (extremeñas) puedan tener un empleo, que puedan mandar a sus hijos al colegio, que la sanidad funcione, que ganen dinero y que vivan bien.” Pues ya puestos, que nos toque el gordo y que a mí me salga el pelo.

Lo malo, lo triste, es que la realidad es otra muy distinta y mientras este señor o señorito, primo de su chófer, anda mirándose el ombligo y soltando patochadas voluntaristas y alucinadas, la última Encuesta de Población Activa viene a poner las cosas en su angustioso lugar. Las dramáticas cifras del paro, catastróficas entre los jóvenes, la destrucción galopante de empleo, el aumento vertiginoso de las familias con todos sus miembros parados y el porcentaje cada vez mayor de población en los límites de la pobreza y la exclusión social en nuestra autonomía, no dan para hacer estos encajes de bolillos seudoliterarios, absoluta y vergonzosamente ajenos a la tragedia que nos rodea. Me parece una desfachatez supina y una falta absoluta de sensibilidad social que la segunda autoridad de la región, con el panorama que tenemos delante, se dedique, incensario en mano, a hacer juegos florales dirigidos a él mismo. Zapatero anda ya contando nubes, pero este zascandil parece que vive en ellas. Ahora anda entretenido con un nuevo juguete: la presidencia de la Calre, Conferencia de las Asambleas Legislativas Regionales, un gatuperio sin el que, sin duda alguna, nuestro viejo continente no sería lo que es. En el ejercicio de este nuevo cargo su encomiable pretensión es “ubicar Extremadura en Europa” y, como aperitivo, ya ha mandado a dos apóstoles, el Letrado Mayor del Parlamento y la administrativa responsable de su Secretaría General, a recorrer las instituciones europeas, me imagino que con la guía Repsol en el equipaje para que puedan ubicarnos por el camino más corto. El tal parece que le quiere mojar la oreja a Ibarra, que ya nos colocó en España y, como coja carrerilla, nos hace interplanetarios. No nos dicen cuánto nos costará esta cuchipanda visionaria pero me imagino que será una pasta gansa. ¡Quién dijo crisis! Me temo que para el señorito la crisis no es más que otra metáfora, un tropo, otro bonito ejercicio de literatura empachosa.

En la película El analfabeto, Cantiflas es injustamente acusado de haber cometido un robo de joyas en casa de su jefe. Llevado a juicio junto a su enamorada, la actuación de un fiscal lechuguino le trae frito. Las acusaciones de ese petimetre sabihondo acaban por sacarle de sus casillas, lo que le hace perder la compostura y recibir las admoniciones del juez. Por lo bajinis, el genial cómico se desahoga refiriéndose al acusador con elocuente desparpajo: “Me cae gordo, me cae gordo. Se cree muy rock and roll y muy supérfulo.” Pues ya está todo dicho.